Una startup israelí se está acercando a la producción de proteínas lácteas «auténticas» pero sin vacas, mediante una mejora del sistema de la fermentación de precisión.
Según informaron desde Yavne, en el centro de Israel, donde tiene su base la empresa DairyX, el nuevo método permite producir proteínas de caseína que pueden autoensamblarse en micelas, como se conoce a los componentes básicos de los productos lácteos como queso y yogur.
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DairyX también perfeccionó una tecnología complementaria para mejorar la gelificación de las micelas de caseína, consideradas el elemento clave de la industria láctea.
Los voceros de la startup israelí aseguraron que las micelas gelatinizantes de DairyX permiten a los fabricantes desarrollar «productos firmes, elásticos y cremosos utilizando sus procesos tradicionales de elaboración de lácteos».
Productos veganos «sabrosos y nutritivos»
Fundada en el 2022, la empresa afirma que su «misión» es «remplazar a las vacas como únicas fuentes de proteína láctea mediante el uso de fermentación de precisión».
La firma desarrolla proteínas lácteas sin origen animal para que las empresas alimentarias produzcan artículos «sabrosos y nutritivos», remarcaron los portavoces.
DairyX utiliza una tecnología de fermentación de precisión que parte de microorganismos (específicamente levadura) para producir proteínas de caseína «inteligentes».
Eso es importante porque «no todas las caseínas producidas mediante fermentación de precisión son iguales», destacó la doctora Maya Bar-Zeev, directora de Desarrollo de Productos de la empresa.
Los ingenieros de la startup le «enseñan» a la levadura cómo producir «la próxima generación de caseína», que en el caso de la firma de Yavne cuenta con «una forma avanzada para organizarse de manera precisa y eficaz en micelas», apuntó Bar-Zeev.
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Arik Ryvkin, el fundador y CEO de la firma israelí, recordó que hasta ahora los fabricantes de productos lácteos sin origen animal deben usar aditivos, como estabilizadores o emulsionantes, que no funcionan tan bien como la leche de vaca y dejan regustos desagradables.
Esos aditivos, subrayó, no satisfacen el deseo de los consumidores de disfrutar de una verdadera experiencia láctea, que es justamente el factor clave para el éxito de esta industria: que consumir leche sin leche se «sienta» igual que consumir el producto convencional.
Vacas felices
Recrear micelas de proteína de caseína a partir de levadura «es un hito importante», dijo Ryvkin. «Actualmente, estamos enfocados en ampliar nuestro proceso de fermentación y colaborar con empresas lácteas», añadió.
Para el científico emprendedor, esos logros representan «un paso esencial para ayudar a las empresas lácteas a fabricar exactamente los productos que desean los consumidores y, al mismo tiempo, ayudar a las vacas a vivir vidas más felices«.