Vestir a Michael Aloni y al resto del elenco de «Miss Jerusalén» fue un verdadero desafío para los productores de la exitosa serie israelí, quienes debieron recurrir a opciones heterodoxas para lograr la ambientación correcta de la historia de la familia Ermoza
«Miss Jerusalén», cuya primera temporada está en la pantalla de la plataforma Netflix, está basada en la novela «La reina de belleza de Jerusalén», de la escritora israelí Sarit Yishai-Levy, y presenta grandes retos para los productores, ya que se desarrolla en varias épocas históricas.
En efecto, tanto la novela como la serie repasan la vida de una familia sefaradí mientras la ciudad estaba bajo control turco y luego británico, hasta llegar a la era de la independencia de Israel.
Cuando comenzó el rodaje, los diseñadores de escenografía y vestuario sabían que era un trabajo enorme, aunque estaban relativamente tranquilos porque -en un primer momento- las grabaciones se iban a llevar a cabo en Kiev, con amplia disponibilidad de material vintage.
Las cámaras iban a comenzar a registrar escenas de la serie a principios del 2020 en la capital ucraniana, adonde hasta un antiguo hotel estaba a disposición de la producción para darle autenticidad a las imágenes, cuando estalló la pandemia y se cerraron las fronteras.
En general, las restricciones causadas por el coronavirus no resultaron en un gran impedimento.
Todo cambio para los productores, de un día para el otro, cuando tuvieron que mudarse de Kiev a Jerusalén
Por ejemplo, las calles de Jerusalén y de Safed estaban vacías y listas para filmar. Y también eran más flexibles los horarios de Michael Aloni y los demás famosos intérpretes de la serie, como Itzik Cohen o Hila Saada.
«Pero filmar localmente no pareció ser de ningún beneficio para Liron Cohen», la diseñadora de vestuario de la saga familiar, apuntó Elana Shap en un artículo de la revista Israel21c.
De repente, añadió el reportaje, la diseñadora tuvo que salir corriendo a «buscar frenéticamente nuevas fuentes para el guardarropa de los personajes» de distintas generaciones en Jerusalén.
En Kiev, contó Cohen, estaba todo arreglado para que su equipo tuviera acceso a un almacén de vestuario «enorme y bien establecido» para replicar las modas desde 1919 hasta la década del ’40.
El estudio en Ucrania también contaba con un depósito especializado para «guardar los miles de conjuntos de ropa necesarios para vestir a cuarenta personajes principales y muchos, muchos extras», señaló la diseñadora.
La vestuarista se siente especialmente orgullosa del antiguo vestido de novia que pudo hallar en Israel
Una vez que todo se mudó a Israel, Cohen tuvo que reorganizarse, o encontrar una «salvación». Y así fue que llegó a un fascinante descubrimiento: el circuito vintage israelí.
«Aquí hay mucha gente de todas las edades, varones y mujeres, que coleccionan y conservan ropa vintage -reveló la vestuarista-. Empezamos a ir de un lugar a otro y de persona a persona recogiendo y comprando».
Según Shap, «casi toda la ropa y el calzado de la serie son artículos originales» de las décadas del ’20, ’30 y ’40 del siglo pasado.
«Cohen dice que tuvo la suerte de descubrir tiendas vintage como By Kilo, en Tel Aviv, Golda, en Herzliya, y el website Betty in Vintage Land.
Otros hallazgos de Cohen se concretaron a través de remates particulares y colecciones privadas.
La vestuarista se refirió con especial orgullo al vestido de novia «único en su clase con bordados del siglo XIX que encontró para el personaje de Rosa en el estudio de diseñadores Reuma & Yoel, quienes recuperan telas antiguas para incorporarlas a sus creaciones».
Durante la entrevista, Cohen afirmó que todos los miembros del y el equipo de producción, de variados orígenes en un país tan diverso como Israel, se sentían «estrechamente relacionados con una u otra de las comunidades retratadas en la serie».
Todos ellos tuvieron un momento en el que dijeron que tal vestido o ese otro escenario «les recordaban a sus abuelos, su historia o a algo nostálgico», completó.