Para la actriz estadounidense Marlee Matlin, ganadora del Oscar por Children of a Lesser God (de 1986, conocida en América Latina como Te amaré en silencio) y una estrella de Hollywood, cumplir su bat mitzvá fue una experiencia de mucha alegría marcada por la simbología de las lágrimas.
Matlin hizo historia el 30 de marzo de 1987 cuando subió al escenario del Dorothy Chandler Pavilion, en Los Angeles, para recibir el Oscar a la mejor actriz del año anterior. Se trataba de su película debut en el cine (tenía apenas 21 años) y fue la primera artista sorda en recibir este premio.
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Después de una etapa convulsionada de romances complicados (entre ellos el actor William Hurt, su compañero de cartel en Te amaré en silencio) y adicción a las drogas, Marlee se recuperó y sigue brillando hasta ahora en el mundo de Hollywood.
La actriz tuvo participaciones estelares en programas televisivos que van desde la sitcom Seinfeld al reality Dancing with the Stars y recientemente protagonizó la muy elogiada película Coda (2021), donde interpretó a la madre sorda de una joven que quiere ser cantante.
Matlin nació en 1965 en el seno de una familia judía de Morton Grove, en Illinois, con raíces en Polonia y Rusia. De pequeña comenzó a asistir a una sinagoga de la zona, la congregación Bene Shalom, donde estudió hebreo por fonética y se preparó para leer la Torá en su bat mitzvá.
Durante una entrevista para el podcast Being Jewish del actor y presentador Jonah Platt, difundida a mediados de enero, Matlin compartió algunos conmovedores detalles de aquella ceremonia religiosa.
Un bat mitzvá en lenguaje de señas
Sentada en el estudio junto a su colega Ginnifer Goodwin y el actor Josh Gad, la protagonista de Coda recordó que a su templo en Illinois acudían tanto miembros sordos como oyentes.
Allí se celebraban a menudo las ceremonias de bat y bar mitzvá para niñas y niños sordos, con partes habladas en inglés y otras que se interpretaban -en inglés y en hebreo- a través del lenguaje de señas.

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«Aprendí hebreo y estaba lista» para el bat mitzvá, le dijo la estrella de Hollywood a Platt y a los otros invitados. Además de «querer mi dinero», comentó en broma en referencia a los habituales regalos en efectivo para esa ocasión, «estaba muy orgullosa», enfatizó.
Se trató de «una experiencia que nunca voy a olvidar», continuó Marlee antes de pasar a la parte más emocionante. El recitado, a través de lenguaje de señas, fue «perfecto», pero en un momento aquella jovencita levantó la vista desde la Torá y pudo ver a todos los asistentes llorando de emoción.
«Yo también empecé a llorar», con tanta mala suerte que las abundantes lágrimas cayeron sobre las hojas de la Torá, manchando partes del texto. La futura ganadora del Oscar se dirigió a su rabino y solo pudo decirle, acongojada: «arruiné la Torá con mis lágrimas».
Lágrimas de regocijo
Cuando terminó el servicio, Marlee volvió a buscar al rabino para expresarle un nuevo «lo siento mucho». Pero recibió una respuesta que no esperaba.
«Mira, Marlee -le dijo el rabino-, tus lágrimas son una mitzvá», la palabra hebrea que significa no solo un mandamiento de Dios sino los actos de bondad que se cumplen todos los días siguiendo esas leyes.
¿Por qué eran esas lágrimas una mitzvá? «Porque recuerdan todas las lágrimas de los que fueron perseguidos, la historia de los judíos», aun cuando «tus lágrimas son de regocijo», le explicó el rabino.
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En otro momento del podcast, Matlin dijo que le «encantó» pasar una infancia en Illinois «creciendo con las tradiciones judías», en particular, «los momentos que pasaba en el templo los viernes, a veces los sábados, a menudo los domingos».
Apuntando a «la forma en que mis padres me expusieron todos los aspectos de las festividades judías», la actriz afirmó que su identidad «simplemente me conmueve: apreciar nuestra religión, nuestro judaísmo, y nunca olvidar a nuestros antepasados».