El rabino Shulem Shtisel fue «el mejor papel de mi vida», admitió el actor israelí Dov Glickman sobre su personificación del patriarca de la familia judía ultra-ortodoxa de Jerusalén que cautivó al mundo a través de la serie televisiva
Glickman, nacido en Tel Aviv hace 72 años, está además orgulloso del impacto social y cultural de la serie que lo catapultó a la fama global de la mano de la plataforma Netflix.
Incluso aseguró que la historia de la familia Shtisel puede acercar a la gente y «traer paz al mundo».
Entrevistado recientemente en Zurich, en el marco del festival de cine judío Yesh!, que se llevó a cabo a principios de junio en esa ciudad de Suiza, el actor repasó su vida artística y personal con un reportero del diario Neue Zürcher Zeitung (NZZ).
Cuando el periodista, Andrew Scheiner, le recordó que tiene prácticamente la misma edad que el estado de Israel, Glickman respondió divertido: «Soy un poco más joven».
En efecto, «Dovaleh» llegó al mundo en diciembre de 1949, un año y medio después de la fundación del estado en el seno de una familia de inmigrantes rusos.
«Eso fue hace mucho tiempo en años humanos», bromeó, pero luego se puso más serio: «para un estado, es joven».
Israel, apuntó, «está en su juventud, con todos los problemas que uno tiene en la juventud».
«Soy un poco más joven» que el estado de Israel, bromeó el actor, nacido en 1949
Apenas tenía 14 años cuando llegó «el mayor trauma» de su vida, según confesó durante la entrevista. Uno de sus hermanos, que servía como piloto en las Fuerzas de Defensa de Israel, murió en un accidente.
«A esa edad, no te mandan a un psicólogo» para recibir ayuda para intentar superar el golpe, señaló Glickman, quien prefirió no profundizar en el tema. Sin embargo, contó que, a partir de ese momento se convirtió en un «un chico introvertido».
«Los demás me veían como un poco raro», rememoró.
Pero fue justamente esa «rareza» y la introspección las razones detrás de su ingreso al mundo de la actuación, el escenario donde pudo desatar sus conflictos internos.
«Cuando aparecí en una obra de teatro, a los 15 años, mis compañeros se quedaron asombrados: ‘¿De verdad eres tú?'», compartió Glickman.
Luego, cuando ya estaba cautivado por el arte, llegó la fascinación por el cine.
Con otros muchachos de su edad «veíamos ‘Ben Hur’, ‘Spartacus‘, se me pone la piel de gallina solamente al pensar en eso: estábamos nerviosos días antes de las funciones», dijo el futuro Shulem Shtisel.
Después de cumplir el servicio militar en una de sus secciones de entretenimiento, donde siguió dedicándose a la actuación, Glickman ya estaba en camino a convertirse en uno de los actores más apreciados en Israel.
En 1977 hizo su primera aparición cinematográfica en el filme «Masa Alunkot» (también conocida como «Paracaidistas»), de Judd Ne’eman y al año siguiente arrancó con el mítico programa «Zehu Ze», con el cual dominó la televisión israelí, junto a Gidi Gov, hasta 1998.
Pero en su carrera le esperaba todavía un enorme escalón hacia arriba, al menos en términos de popularidad. Cuando le presentaron el guión de «Shtisel», hace ya una década, estuvo seguro: «Tengo que hacerlo», recordó junto al reportero del diario suizo.
«Ahora digo, ‘Shtisel’ es el mejor papel de mi vida», admitió el actor israelí
«Nunca había leído un guion tan bueno», contó Glickman. Además, era una excelente oportunidad para meterse en la piel de un personaje alejado de su vida cotidiana, el de un haredi en la Jerusalén moderna.
«Como actor nada le gustaría más que adentrarse en un mundo extraño», señaló el periodista. «»Bueno, un sacerdote budista sería un poco extraño para mí», lo corrigió el actor israelí con simpatía.
Glickman reveló que el papel le exigió mucho desde el punto de vista físico, en particular por el hecho de tener que usar un pesado abrigo negro en el calor del verano israelí y aplicarse el maquillaje todas las mañanas.
«La barba era realmente molesta, y grabábamos doce horas al día», se quejó.
Pero el esfuerzo valió la pena, ya que «Shtisel» se convirtió en un súper éxito a nivel internacional en sus tres impactantes temporadas.
«Al principio dudaba en decir que fue el papel de mi vida -señaló-. Ahora digo: es el mejor papel de mi vida».
A eso ayuda que interpretar a Shulem Shtisel sigue siendo para el actor israelí una fuente de sorpresivas satisfacciones.
«Una vez, mi esposa y yo estábamos sentados en un café en París, y dos mujeres me preguntan si soy actor», relató durante la entrevista.
Las mujeres eran del Líbano. Y le dijeron: «¡Los musulmanes aman a ‘Shtisel’! Tienen los mismos problemas que nosotros».
En aquel momento, el celebrado actor israelí pensó: «‘Shtisel’ traerá la paz al mundo». Y se lo contó al diario suizo durante el festival en Zurich.