En medio de la lluvia de elogios para el enorme actor de «Blackboard Jungle» («Semilla de maldad», 1955) y «To Sir, with Love» («Al maestro con cariño», 1967), fallecido el 6 de enero, se recordaron muchas anécdotas de su rica y talentosa vida
Entre ellas, algunos medios judíos rescataron un personaje clave en la juventud del artista nacido en Miami pero crecido en las Bahamas, que luego se quedaría con el Oscar al mejor actor por su trabajo en «Lilies of the Field» («Los lirios del valle», 1963).
Cuando recibió el premio a la carrera artística del American Film Institute, en 1992, fue el propio Poitier quien mencionó a ese informal tutor de sus años de juventud.
Durante su discurso al aceptar el galardón, el actor repasó a las personas que lo impulsaron durante toda su vida.
«También debo agradecer -apuntó en un momento del mensaje- a un anciano camarero judío que se tomó el tiempo para ayudar a un joven lavaplatos negro a aprender a leer«, dijo Poitier.
«No puedo decirle su nombre, yo nunca lo supe -señaló el periódico online Jewish Unpacked-. Pero leo bastante bien ahora«, completó con una sonrisa.
«Fue maravilloso, y un poquito de él está en todo lo que hago»
La historia ya había sido divulgada mucho antes, en una entrevista que el actor concedió al Washington Post en mayo de 1980, durante la cual rememoró los fines de la década del ’40, cuando trabajaba en la cocina de un restaurante en Nueva York.
Poitier ya había hecho algunos intentos por entrar al mundo de la actuación, sin mucha suerte, en especial a causa de su acento caribeño. Fue entonces que se compró una radio barata -para escuchar cómo hablaban los estadounidenses- y se propuso aprender a leer mejor.
Durante los breves momentos de descanso en el restaurante, le contó al diario de la capital norteamericana, «salía de la cocina, me sentaba a su lado y leía artículos de la portada del Journal-American«, un diario neoyorquino del grupo Hearst que se publicó hasta 1966.
«Cuando encontraba una palabra que no sabía (y no sabía la mitad del artículo, porque algo más allá de un par de sílabas y ya era un problema), me explicaba el significado y la pronunciación«, describió el actor el proceso de aprendizaje junto al viejo mesero.
Después, agregó en la entrevista de 1980, «me mandaba de vuelta al principio de la oración para que pudiera captar la palabra en contexto».
«Fue maravilloso, y un poquito de él está en todo lo que hago», aseguró Poitier.
El problema, muchos años más adelante, es que el actor no conocía -o ya no recordaba- el nombre del mesero. Y nunca le pudo agradecer en persona, solamente de manera pública, como lo hizo en entrevistas y al recibir algún premio.
Además de su «tutor», hubo otras importantes personas judías en la vida de Poitier, empezando por su esposa, Joanna Shimkus, una actriz de cine canadiense de origen lituano cuyo padre era judío.
Y, por supuesto, el actor judío estadounidense Tony Curtis, con quien compartió el cartel de la histórica película «The Defiant Ones» («Fugitivos», 1958), un enorme éxito de la época y todavía un clásico del cine.