Nació en Malden, Massachusetts, en 1942, y después de estudiar música en Boston se mudó a Los Angeles en 1965, cuando en California brotaba la revolución hippie y el sonido psicodélico. Quiso ser músico y, aun siendo judío y haber hecho el bar mitzvá, se consagró con una canción… a Jesús.
Norman Joel Greenbaum es lo que los críticos musicales llaman one hit wonder, es decir, un artista con un único éxito en su carrera, habitualmente un gran golpe que les brinda buenos ingresos económicos toda la vida.
Lo curioso en el caso de Greenbaum es que creció en el seno de una familia judía observante, fue a la escuela hebrea y asistía a los servicios de la sinagoga Beth Israel, en Malden.
Nunca escondió su condición de judío, tal como lo reconoció públicamente una y otra vez, aunque también declaró, en una entrevista del 2020, que dejó de adherir a la religión en los últimos años.
«La canción favorita de cientos de miles de personas»
En todo caso, siempre será recordado por «Spirit in the Sky», un súper éxito de 1969 que se convirtió en disco de oro, vendió dos millones de copias en dos años y alcanzó el número 3 en el Billboard Hot 100 de Estados Unidos.
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En el Top 100 de ese ranking de la música permaneció durante quince semanas, Billboard la destacó como la canción número 22 de 1970 y llegó al número 1 en Gran Bretaña, Australia y Canadá.
Hablando con la revista Rolling Stone al cumplirse cincuenta años del lanzamiento de la canción en el 2020, Greenbaum afirmó que «Spirit in the Sky» fue «la canción favorita de cientos de miles de personas».
La letra está a tono con la época en que fue escrita y habla del mundo espiritual, pero también hace muchas referencias a Jesús.
«Cuando muera y me pongan a descansar / Voy a ir al mejor lugar / Cuando me eche a morir / Subiendo al espíritu en el cielo», comienza el tema.
Y sigue: «Prepárate, sabes que es un deber / Tienes que tener un amigo en Jesús / Para que sepas que cuando mueras / Él te recomendará al espíritu en el cielo«.
Más adelante, Greenbaum canta la parte más controvertida de su obra: «Nunca he sido un pecador, nunca pequé / Tengo un amigo en Jesús».
La canción es «una buena despedida» y se usa en muchos funerales, aseguró Greenbaum
A la letra de la canción, le dijo el músico a Rolling Stone, «la tomas como quieras». Algunas personas, señaló, «toman la parte de Jesús más que la parte del ‘espíritu en el cielo'», pero «yo siempre tomé la parte del ‘espíritu en el cielo’ como la más significativa», aseguró.
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Como el foco de «Spirit in the Sky» es la forma en que llegamos al cielo después de morir, la canción -dijo el músico- es muy popular en los funerales, en especial de aquellos que eran jóvenes cuando salió a la venta.
«La gente ha envejecido, mucha gente de esa época está falleciendo», describió el cantante. «De hecho, dos o tres casas funerarias lo utilizan como (música para su aviso) comercial», añadió.
Greenbaum admitió que «es una buena despedida» y afirmó que muchas personas incluyeron en sus testamentos el pedido de que «Spirit in the Sky» suene en su funeral. «Hubo una persona que insistió en que cincuenta autos en su procesión la tocaran al mismo tiempo», contó.
Cuando el reportero de Rolling Stone le recordó que se crio en un hogar judío, el compositor respondió: «no sigo (la religión) y no lo he hecho durante bastantes años».
Gracias al enorme éxito de «Spirit in the Sky», reconoció Greenbaum, «no tengo que trabajar»
«La gente se confunde sobre cómo y por qué escribiría una canción como esa -remarcó-, pero mi respuesta siempre ha sido la misma: soy compositor, y los compositores inventan cosas».
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En otra entrevista, del 2006 con el New York Times, Greenbaum aseguró que «Spirit in the Sky» no lo hizo «rico», aunque admitió que, gracias a la canción, «no tengo que trabajar: en ese sentido, es una vida cómoda».
«Mis padres no eran jasídicos, pero eran casi ortodoxos», le comentó al diario neoyorquino en aquella ocasión. Y también habló sobre sus influencias musicales, en particular el folk y el blues.
Cuando presentó «Spirit in the Sky» a los ejecutivos de Reprise Records, era una canción folk. Fue el productor Erik Jacobsen quien la modificó radicalmente, con un pegadizo riff de guitarra y coros gospel, para transformarla en material de éxito.
Más de medio siglo después de su lanzamiento, el tema de un pelilargo músico judío que habla de Jesús sigue siendo relevante, como se puede dar cuenta cualquier que preste atención a las bandas de sonido de grandes sucesos del cine como «Guardians of the Galaxy».
Nada mal para el muchacho de Malden, Massachusetts, que frecuentaba la sinagoga Beth Israel.