La celebrada Mirren, ganadora del Oscar por su interpretación de la reina Isabel II en «The Queen» (2006), ya está trabajando en la película sobre Golda, e incluso trascendió una fotografía en la que se la ve caracterizada como la líder judía fallecida en 1978
Sin embargo, a pesar del impactante parecido de Mirren con Golda en esa imagen, y de su gran talento, un debate surgió en los últimos días acerca de la supuesta necesidad de que un personaje judío sea interpretado por un artista de esa misma religión.
Todo comenzó la semana pasada cuando Maureen Lipman, famosa en Gran Bretaña por sus trabajos televisivos y sus actuaciones en el teatro, en especial en obras de Shakespeare, dijo que los productores de la «biopic» sobre Golda en el tiempo de la Guerra de Iom Kipur «deberían haber considerado una actriz judía» para el papel.
Incluso llegó a proponer a las actrices Barbra Streisand, Bette Midler y Scarlett Johansson para el rol central de la película que está rodando el director israelí Guy Nattiv.
«El carácter judío del personaje es muy integral» a cualquier proyecto artístico, le dijo Lipman al periódico The Jewish Chronicle al criticar la contratación de Mirren.
«Estoy segura de que ella (Mirren) será maravillosa, pero Ben Kingsley nunca podría interpretar a Nelson Mandela, es algo que ni siquiera se puede imaginar», agregó.
Lipman volvió a hablar con la prensa para matizar sus comentarios. Durante una entrevista televisiva apuntó: «no tengo nada en contra de que Helen lo interprete» (el papel de la ex primer ministro).
«Es un argumento complicado», ya que «a medida que la globalización se hace más grande, los castings se hacen más pequeños y nos volvemos cada vez más tribales«, trató de aclarar.
El «criterio crucial», dijo una de las actrices, es que encarnen «personajes auténticos en lugar de caricaturas raciales»
A Lipman le respondió Esther Rantzen, otra actriz británica, conocida también por su trabajo como presentadora televisiva en la cadena BBC.
«Omid Djalili, quien es baha’í, deleitó al público en ‘El violinista en el tejado’ como Tevye, cuyo judaísmo es intrínseco a su personaje y la trama, sir Ben Kingsley es un cuáquero que fue nominado a los Bafta por su papel de contador judío Itzhak Stern en ‘La lista de Schindler'», razonó Rantzen.
????️ // Maureen Lipman repeated her criticism of Helen Mirren being cast to play former Israeli PM Golda Meir.
— Jewish News (@JewishNewsUK) January 6, 2022
After claiming the "Jewishness of the character is so integral", she said she would "not go back on what I said, because it’s true to an extent"https://t.co/iROnAeX0Ql pic.twitter.com/5ogNSnLmKQ
La intérprete, judía como Lipman, agregó que «el criterio crucial es que todos crearon personajes auténticos en lugar de caricaturas raciales» en esas exitosas obras.
Detrás de la polémica aparece el concepto conocido como «Jewface», que se refiere a un no judío que interpreta a un judío con un «judaísmo estereotipado».
Deriva del histórico «Blackface», originado cuando en Estados Unidos cuando el racismo impedía que intérpretes afroamericanos compartieran escenario con sus colegas blancos, y estos últimos se maquillaban la cara para parecer negros.
En estos años políticamente correctos, ambos términos resurgieron y vienen provocando polémicas. Ya en el 2021 la famosa comediante norteamericana Sarah Silverman había salido a criticar la contratación de actores y actrices no judíos para papeles marcados por esa religión.
«En una época en la que la importancia de la representación se considera tan esencial y tan central, ¿por qué la nuestra se viola constantemente incluso hoy?«, se preguntó Silverman, quien apuntó, por ejemplo, a las actrices no judías Felicity Jones interpretando a Ruth Bader Ginsburg y Rachel Brosnahan encarnando el papel protagónico en la serie «The Marvelous Mrs. Maisel».