Se estrenó en los cines de Estados Unidos el filme A Real Pain, donde el celebrado actor Jesse Eisenberg, el Lex Luthor del universo DC y Mark Zuckerberg en The Social Network (2010), reconectó con sus raíces judías a través de un «tour del Holocausto» en Polonia.
El filme, dirigido por el propio Eisenberg, recibió grandes elogios por su historia y por las actuaciones de un elenco del que formaron parte también Kieran Culkin y Jennifer Grey, la recordada Baby de Dirty Dancing (1987).
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Eisenberg y Culkin son David y Benji Kaplan, respectivamente, dos primos de personalidades contrastantes que deciden viajar a Polonia en una especie de homenaje a su querida abuela, una inmigrante que había llegado a Estados Unidos escapando de la persecución nazi.
En el país europeo, los primos se embarcan en un «tour del Holocausto» organizado para descendientes de emigrantes que quieren conocer los escenarios de sus orígenes, incluyendo aquellos más dolorosos.
Por supuesto, el viaje luego se convierte en una comedia dramática de enredos donde vuelven a la superficie viejas rencillas familiares, aunque con un final relativamente feliz.
Una película con sonrisas y un fuerte impacto emocional
«A Real Pain es una película fácil de ver, una buddy movie basada en la diversión existencial de las peleas verbales -escribió, por ejemplo, el crítico Owen Gleiberman en Variety-. Sin embargo, tiene un impacto emocional que sorprende».
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Joshua Rothkopf, del Los Angeles Times, dijo por su parte que la «sensibilidad y la audacia» del filme sostienen el «surgimiento de un verdadero cineasta». Pero, además, agregó el comentarista, «Eisenberg nunca se mostró tan expuesto como intérprete».
Precisamente, lo que viene señalando la prensa norteamericana, en especial los portales judíos, es que el actor de Zombieland (2009) y To Rome with Love (2012) apostó a un involucramiento sentimental muy profundo con esta película.
Hablando con Kveller, uno de esos medios judíos estadounidenses, Eisenberg compartió detalles del rodaje de una de las escenas de A Real Pain que se llevó a cabo en un escenario del horror en Europa, los restos del campo de concentración de Majdanek, en la periferia de Lublin.
La decisión de mostrar «una versión muy austera» del campo de concentración, explicó el actor y director, se basó «en el viaje que mi esposa y yo hicimos a Majdanek en el 2008″.
«Llegamos antes de que abriera, era una mañana polaca fría y con niebla, y cuando entramos, no había nadie allí -relató Eisenberg-. Caminamos, estábamos solos, y me dio esta sensación de la que nunca podré deshacerme».
Un fantasma en el purgatorio
Se trató, rememoró, de «sentirme como si fuera un fantasma caminando a través de un purgatorio, sintiendo tanto una energía muy poderosa y, al mismo tiempo, un verdadero vacío».
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«Mi sensación general sobre la presentación del Holocausto en los filmes es que hay que ser lo más maduro posible», continuó el actor. Por eso, en esta película «quería tener simplicidad, sin banda sonora, solo algo que pareciera que un adulto estaba filmando estas escenas».
Comentando el estreno, la agencia estadounidense JTA, también judía, afirmó que A Real Pain (Un dolor real, en su título en español) es también «una carta de amor» de Eisenberg a Polonia.
En junio de este 2024, cuando el filme estaba haciendo la gira de los festivales internacionales, el actor había contado que, «al crecer, escuché historias sobre la relación de mi familia judía» (que en aquel momento todavía eran los Ajzenberg) con los polacos cristianos.
«Para mí, es muy desafortunado que no sean geniales» actualmente los lazos entre Polonia y los judíos, se lamentó en aquella ocasión. Y se ofreció para hacer todo lo posible por mejorarlos, porque «mi familia es de aquí (en Polonia), la familia de mi esposa es de aquí».
Eisenberg, de 41 años, abandonó la escuela hebrea en su ciudad natal de Nueva York, «pero recientemente comenzó a asistir a una sinagoga en Bloomington, Indiana, donde vive con su familia», señaló la nota de JTA.