La cantante Netta Barzilai, la reina israelí de Eurovision, se embarcó en un repaso de su historia, que incluye infancia en Nigeria con amiguita mexicana, corazón roto por un amor no correspondido y el camino al éxito en el certamen musical europeo más famoso.
Antes de encarar una mini-gira que la llevará entre el 18 y el 25 de junio a salas de concierto en las ciudades estadounidenses de Washington, Chicago y Nueva York, Netta viajó a Nigeria, adonde vivió cuatro de sus primeros años.
El recorrido por el país africano quedó plasmado en varias publicaciones en su cuenta en Instagram, adonde se la puede ver siendo entrevistada en una radio o visitando a los pequeños alumnos de la escuela a la que concurrió de niña.
Packing my bags right now, and I really can’t believe this is really happening. In an hour I’m gonna head out to the airport in Israel and fly for the first time in 20 years – back to Nigeria. pic.twitter.com/kjF5YHcp3H
— Netta Barzilai (@nettabarzi) May 20, 2022
«Las palabras no pueden explicar cómo se sintió volver a la escuela de mi infancia en Nigeria, el lugar donde crecí, donde diseñé mis primeros valores de amor, cultura, aceptación de los demás», escribió la cantante nacida hace 29 años en Hod Hasharon, a pocos kilómetros de Tel Aviv.
En esa escuela en Nigeria, añadió, «aprendí que en un lugar donde todos son diferentes, nadie es diferente».
En Nigeria, cada domingo Netta y su madre iban a escuchar gospel africano
Las historias de su infancia en el país africano -adonde se había instalado su familia por razones laborales- estuvieron también en el centro de una entrevista que le realizó la publicación estadounidense Hollywood Reporter.
«Crecí en una escuela de Nigeria que celebraba todas las culturas de los alumnos que iban allí», rememoró Netta, vencedora del Eurovision del 2018 con el súper éxito «Toy».
Se trataba de «una escuela internacional», continuó la artista israelí. Allí compartía el salón de clases «con una niña de Japón, dos niños de Nigeria, una niña de Australia y otra de México», describió.
«Todos tenían acento, así que nadie tenía acento -aseguró-. Y nos enseñaron mucho sobre de dónde viene la gente y su música».
Durante aquellos años, prosiguió, «mi madre nos llevaba a ver gospel africano todos los domingos y eso se convirtió en la base musical en la que crecí».
Netta contó que el regreso a Israel fue duro. «Tenía siete años y estaba en primer grado» de la escuela, adonde había «cuarenta niños blancos en un salón de clases», algo muy distinto del colegio internacional de Nigeria, que -para peor- «me decían que era gordita, de una sola ceja y con acento».
Frente a eso, el salvavidas de Netta fue la música. «Mi madre me envió a un coro» y, cada vez que regresaba de los ensayos, «eran las primeras sonrisas que ella veía desde que regresamos de Nigeria».
«En un lugar donde todos son diferentes, nadie es diferente»
Cuando terminó la escuela secundaria, le dijo Netta al entrevistador de Hollywood Reporter, Degen Pener, le llegó el momento de enrolarse en las fuerzas de defensa, «porque en Israel todos tenemos que servir a nuestro país».
Gran parte del tiempo que duró su servicio militar, Netta lo pasó cantando en una banda de la marina, actuando para los soldados en barcos de guerra y submarinos, aprendiendo a captar la atención del público.
Luego fue instalarse en Tel Aviv, cantar en bares, ser descubierta por el cazador de talentos y productor Avshalom Ariel, participar del concurso HaKohav HaBá (La próxima estrella) de la televisión israelí, ser elegida para representar al país en el Eurovision de Lisboa y alcanzar la fama mundial.
Ahora, Netta escribe canciones que son una metáfora de corazones rotos y que hablan sobre cómo recuperar la autoestima después de un amor no correspondido (el tema «I Love My Nails»).
«Hay algo muy, muy terapéutico en ocuparse de uno mismo, incluso si se trata de cosas muy pequeñas como arreglarse las uñas», le dijo la cantante a la revista norteamericana.
«Hacerse las uñas, las uñas bien largas, lleva tiempo y devoción -confesó Netta, la campeona israelí de Eurovision-. Y amo cada segundo de eso».