¿Qué pueden tener que ver uno de los astros del Hollywood de la edad de oro, el estado de Israel y la gran pintora mexicana Frida Kahlo?
Se trata de una historia, que, a largos trazos, ya está escrita y no es un guion cinematográfico sino la vida del actor judío estadounidense Edward G. Robinson, uno de los rostros más famosos del cine clásico norteamericano, protagonista de gemas como «Key Largo» (1948) y «Double Indemnity» (1944).
Robinson, nacido en Bucarest el 12 de diciembre de 1893, nunca ocultó sus orígenes. De hecho, fue un gran sostenedor de Israel y hasta estuvo a punto de hacer aliá, es decir, mudarse al flamante estado creado en 1948.
Esa parte de su historia es poco conocida, y quizás tenga poco que ver con su vida real, pero surge de un sugestivo recorte del National Jewish Post, uno de los nombres de un periódico judío en inglés que se publicaba en la ciudad estadounidense de Indianapolis.
La nota, del 10 de marzo de 1950, está firmada por el corresponsal de la publicación en la sureña ciudad israelí de Beer Sheva, Asher Birnbaum, y comparte algunos detalles de la visita de Robinson a Tierra Santa.
El actor quería en aquel momento «establecer su hogar en Israel lo antes posible'», escribió el corresponsal citando al Davar Hashavua, el semanario del diario Davar, controlado por la Histadrut, la central de trabajadores israelí.
La visita de 1950 a Israel fueron «los días más cortos de su vida», aseguró el artista nacido en Bucarest
Siempre según el semanario, Robinson había visitado Israel en febrero de 1950, en los que describió como «los días más cortos de mi vida».
Birnbaum agregó que, durante la entrevista con la publicación de la Histadrut, el actor confesó que, después de su paso por el estado judío, tenía «dos deseos».
«El primero es volver lo antes posible y hacer aquí mi hogar, y el segundo actuar en una película relacionada con Israel«, dijo el hombre que personificaría a Datán, el israelita que supervisaba esclavos en Egipto, en la versión de 1956 de «Los Diez Mandamientos».
Por si acaso, Robinson le dijo a los reporteros israelíes que sus intenciones de regresar podrían verse «demoradas» a causa de sus «compromisos en Hollywood», añadió el reporte del National Jewish Post.
El actor había dicho que quería emigrar a Israel, pero también advirtió que tenía muchos «compromisos en Hollywood»
Al final, esos «compromisos» lo mantuvieron ocupado en Estados Unidos e imposibilitado de cumplir con sus deseos de hacer aliá. Según los registros de la producción cinematográfica de esos años, Robinson trabajó en un filme en 1950 («Operation X»), otro en 1952 («Actors and Sin») y tres más en 1953.
Además, esos fueron años turbulentos para los actores y las actrices en Estados Unidos, a causa de la campaña lanzada por el Comité de Actividades Antiestadounidenses de la cámara de representantes en Washington para «descubrir» activistas comunistas en el mundo del espectáculo.
De hecho, Robinson fue llamado a declarar ante el comité en abril de 1952, cuando -al igual que muchos de sus colegas- señaló a algunos de sus compañeros de la industria del cine (entre ellos Dalton Trumbo). Fueron ellos quienes lo «engañaron» para participar de reuniones izquierdistas, afirmó.
Su nombre quedó finalmente «limpio», ya que muy pocos se quedaron completamente callados frente a la campaña. Pero su carrera no volvió a ser la misma de los años dorados.
Pocos años después, en 1956, Robinson se separó de su primera esposa, Gladys Lloyd, con quien se había casado en 1927. Esta también fue una experiencia tormentosa para el astro del cine norteamericano, quien debió entregar una gran porción de su fortuna a Gladys tras la separación.
Para afrontar ese compromiso, Robinson vendió incluso la mayor parte de su colección de arte, en 3,5 millones de dólares, al magnate griego de los astilleros Stavros Niarchos.
Las obras que le compró Robinson fueron las primeras ventas importantes de Frida
Entre las obras se encontraban varias de Frida Kahlo, a quien había conocido durante un viaje que hizo a México a principios de los ’50 junto a Gladys para visitar al esposo de la pintora mexicana, el muralista Diego Rivera.
«Después de que Robinson seleccionó algunas piezas que quería comprarle a Rivera, el artista guió al actor al espacio de trabajo» de Frida, «quien aún era desconocida en los Estados Unidos», recordó la historiadora Karen Chernick en un artículo de la revista especializada Artsy.
El protagonista de tantas películas norteamericanas de gangsters terminó comprando cuatro obras de Frida. Se trató de «las primeras ventas importantes de Kahlo, las primeras a un estadounidense, y las que le dieron cierta independencia financiera», señaló Chernick.
Su último trabajo en el cine fue el filme de ciencia ficción «Soylent Green» (conocida en español como «Cuando el destino nos alcance»), en el que interpretó a un personaje de nombre judío, Sol Roth, y volvió a compartir cartel con Charlton Heston, el Moisés de «Los Diez Mandamientos».
Para cuando se estrenó «Soylent Green», Robinson había ya fallecido, el 26 de enero de 1973, y sido enterrado en el cementerio Beth El, en Brooklyn, después de 79 años de una vida de película.