Creador de enormes éxitos globales como «Alfie» o «Raindrops Keep Fallin’ On My Head» -mucho antes de la llegada de internet o de la MTV-, se despidió finalmente de su público el miércoles último, 8 de febrero, en su casa de Los Angeles, a los 94 años
Y aunque no era común escucharlo hablar de sus raíces o de su religión, Burt Bacharach será recordado, entre otras cosas, como «un sofisticado compositor judío» estadounidense que dejó una marca musical imborrable.
Puede ser que sus melodías parezcan «sencillas», pero «la etiqueta de easy listening que a menudo se aplica a las canciones de Bacharach contradice la maestría de su talento para crear momentos musicales perfectos», afirmó la profesora Gena Greher.
«Sí, el catálogo de Bacharach está repleto de melodías memorables y pegadizas, ya sea que hayan sido escritas con su compañero y letrista Hal David, su ex esposa Carole Bayer Sager o en colaboración con artistas más contemporáneos como Elvis Costello, Adele y Dr. Dre», continuó la académica, de la Universidad de Massachusetts Lowell.

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«Pero hay una complejidad armónica y rítmica en su música -destacó en un artículo para The Conversation- que la eleva por encima de los arreglos dulces, a menudo empalagosos, que pueden caracterizar el easy listening«.
Junto a Hal David escribió las canciones que hicieron a Dionne Warwick una estrella
Greher apuntó que la música del compositor nacido en el seno de una familia judía de Kansas City, en Missouri, el 12 de mayo de 1928, está «llena de influencias de estructuras y progresiones de acordes de jazz, así como de ritmos» de ese género estadounidense fundamental.
Sobre su infancia, que transcurrió en Forest Hills, en Queens, Nueva York, Burt recordaba en su autobiografía «Anyone Who Had a Heart: My Life and Music» (2013) que nunca prestó atención a la religión.
«Los niños que conocía eran católicos -contó en el libro-. Yo era judío, pero no quería que nadie lo supiera» en un Estados Unidos donde el antisemitismo era moneda corriente.
Además su padre (que era periodista) y su madre (música amateur) «nunca iban a la sinagoga», recordó.

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Sin embargo, sus raíces -de una u otra manera- fueron coloreando con los tonos más encendidos su vida, comenzando por su asociación con David, también un judío neoyorquino, junto a quien escribió algunas de las canciones que convirtieron a Dionne Warwick en una estrella.
Se trata, por supuesto, de temas como «Do You Know the Way to San Jose», «I Say a Little Prayer» y «Walk on By».
Más adelante, en los ’70, después de separarse de David y Warwick, Bacharach comenzó una nueva colaboración, y el tercero de cuatro matrimonios, con la letrista Carole Bayer Sager, otra neoyorquina judía.
Bacharach, «uno de los grandes genios de la música popular estadounidense, y es judío»
Recordado también por una exitosa colaboración con el músico rockero Elvis Costello, el compositor ganó siete premios Grammy, el último de ellos en el 2006 por su álbum pop instrumental «At This Time».
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Bacharach fue también fue el primer compositor que apareció en la prestigiosa colección discográfica Great Jewish Music del intérprete de jazz experimental John Zorn.
En las notas que acompañan la edición del álbum, de 1997, Zorn le agradece a Burt por no cambiar su nombre a algo que sonara más cristiano y afirma que Bacharach es «uno de los grandes genios de la música popular estadounidense, y es judío».
Mucho antes, en 1960, Bacharach había hecho su primer viaje a Israel, acompañando como director musical nada menos que a la diva alemana Marlene Dietrich, una amiga declarada del nuevo país, en una presentación en Jerusalén.
Debieron pasar muchos años, pero en el 2013 volvió al país como parte de una larga gira que lo llevó por tres continentes. «Estoy muy emocionado de estar en Israel, es muy significativo para mí estar aquí -aseguró desde el escenario-. Era algo que quería hacer en esta gira».