Aunque se llama Mazel Tov y gira alrededor de los eventos de una familia judía de Buenos Aires, la nueva producción del actor y director argentino Adrián Suar, que tiene fecha de estreno para el 17 de abril, «no es una película judía».
Así lo explicó el propio actor durante una de las entrevistas que brindó para promocionar el filme, que tuvo su estreno global en el Festival de Cine Judío de Miami y pasó luego, en marzo de este año, por el festival de Málaga, en España, donde fue ovacionado.
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Mazel Tov cuenta la historia de Darío Roitman (Suar), que vive desde hace muchos años en Estados Unidos, alejado de su padre, sus tres hermanos y su hijo, y regresa a la Argentina para la boda de su hermana Daniela (Natalie Pérez) y el bat mitzvá de su sobrina.
Según los adelantos de la trama, el viaje resulta para Roitman «la oportunidad de reconstruir los lazos familiares, reencontrarse con su pasado y sanar viejas heridas». Sin embargo, pocas horas antes de abordar el avión, se entera de la muerte de su padre.
«El duelo y las tradiciones familiares», señalan los comentarios de la prensa argentina sobre la película, «ponen a prueba la frágil relación entre los cuatro hermanos Roitman sumergiéndolos en una montaña rusa de emociones» como «el amor, el resentimiento y la nostalgia».
La película incluye varias escenas relacionadas con la cultura judía en la Argentina y lleva como título dos palabras que no son desconocidas para quienes no forman parte de la colectividad: mazel tov, que significa literalmente «buena suerte».
Se trata de la expresión de deseos para una boda, un bar o bat mitzvá (como es el caso del filme de Suar), un nacimiento, una circuncisión, un nuevo empleo o cualquier evento digno de celebración.
Una historia que podría haber sido española o italiana
Entrevistado por el diario Clarín, de Buenos Aires, Suar contó que el proyecto de Mazel Tov «nació hace dos años: tenía ganas de hacer una película familiar, de contar el vínculo entre hermanos, y a partir de ahí nos juntamos con el autor y le dimos forma durante casi un año».
«No es una película judía, es una historia que también podría remitir a lo que ocurre en una familia española o italiana», aseguró el actor, nacido en 1968 en un país en gran parte formado por la inmigración europea.
(En Argentina viven unos 170.000 judíos, que conforman la sexta colectividad más grande del mundo y la segunda en las Américas, solamente detrás de Estados Unidos).
Sobre el título del filme, el actor confesó haber tenido «dudas», ya que se trata de «una expresión muy alegre» quizás no tan apropiada para una película donde la trama se desencadena con una muerte en la familia.
«Sé lo que quiere decir, pero a lo mejor no todo el mundo lo sabe pronunciar», explicó Suar, según el cual «el título es sólo una alusión a la cultura judía, pero la película se podría llamar ‘Mamma Mía’ o de cualquier otra forma, porque es una historia universal entre hermanos, con la que cualquier familia se va a sentir identificada«.
El hijo del jazán
En su artículo, Clarín recordó las fuertes raíces del actor argentino, cuyo nombre verdadero es Adrián Kirzner Schwartz. El artista, apuntó el diario, «siempre reconoció que, de alguna manera, lo que lo acercó al mundo del espectáculo fue el judaísmo«.
Su padre, Yehuda Kirzner Schwartz, conocido como Leibele Schwartz y fallecido en 1992, era jazán y «considerado el mejor cantante de ceremonias de la música judía».
Leibele Schwartz, siguió Clarín, «ofreció su primer recital a los 8 años y a los 19 debutó como actor y cantante» litúrgico. En la histórica sinagoga de la calle Libertad, en Buenos Aires, «maravilló a todos con su inigualable voz durante 22 años, y grabó más de treinta discos».
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«Muchas cosas de la película pueden tener puntos en común con mi historia personal», admitió Adrián Suar sobre Mazel Tov. Pero «la trama gira, sobre todo, en torno a la relación de dos de los cuatro hermanos».
«Entre ellos -completó- hay muchas cosas no dichas, no cerradas, y la muerte del padre es el disparador del conflicto».