Siguiendo el camino abierto por grandes éxitos como Shtisel y Miss Jerusalén, una nueva serie israelí apuesta a los escenarios de la Ciudad Santa para salir a competir al mundo, esta vez alrededor de una historia de periodismo y revolución.
Se trata de HaZvi (El Ciervo), la producción de la emisora pública Kan que lleva el mismo nombre del periódico fundado en 1884 en Jerusalén por Eliezer Ben-Yehuda, el padre de la resurrección del hebreo como lengua hablada moderna.
Es que la historia gira, precisamente, en torno del diario y de una familia judía que llega a la ciudad en el convulsionado final del siglo XIX, impulsados por el sionismo y, también, dejando atrás una vida complicada en Rusia.
HaZvi es protagonizada por Or Ben Melech en el papel de Ben-Yehuda, y la actriz Gala Kogan como su primera esposa, Dvora (Débora).
Pero la trama de la serie israelí ambientada en Jerusalén va más allá del matrimonio pionero, del periodismo y de los esfuerzos del gran lexicógrafo que hizo renacer el idioma hebreo.
Los otros personajes principales forman parte de una rica familia que llega a la Tierra Santa desde Rusia: la madre, el padre y tres hijas, una de las cuales, Fruma, llega embebida de la ideología comunista y quiere regresar junto a su novio para luchar por la revolución.
Lenguaje para un periodismo moderno
Mientras buscar la forma de volver a Rusia, la joven Fruma trabaja en el periódico HaZvi, que en la vida real se publicó hasta 1914 y llegó a tener una circulación de 1200 copias en 1909, la mayor parte de ellas vendidas en Jerusalén.
Este apasionante drama de época ambientado en la Ciudad Santa, aseguraron los guionistas de Kan, está inspirado en historias reales aparecidas en el periódico.
Aunque había arrancado como un semanario, HaZvi se convirtió rápidamente en un diario y revolucionó el mundo judío al utilizar el hebreo -todavía en esa época reservado solamente para el mundo religioso- como lenguaje vital para un periodismo moderno.
Ben-Yehuda, nacido en 1858 en una región del Imperio Ruso que ahora forma parte de Bielorrusia, emigró en 1881 a la tierra de Israel, en ese momento bajo control de los otomanos.
Un viejo idioma para un nuevo país
Convencido de que se encontraba en la patria de todos los judíos, el académico y periodista razonó que los nuevos inmigrantes y aquellos que habitaban el país desde hacía siglos necesitaban una lengua común.
Falleció el 16 de diciembre de 1922, a los 64 años, alcanzado por la tuberculosis, la misma enfermedad que había terminado con la vida de Débora en 1891.
Fue enterrado en el cementerio judío del Monte de los Olivos y no llegó a ver el fruto de su trabajo: el estado de Israel con el hebreo como lengua oficial de sus habitantes y el idioma estudiado por millones de personas en todo el mundo.