Con la llegada de los nazis al poder en Alemania, al niño judío Henry Kissinger se le vino el mundo abajo, comenzó a ser golpeado por jóvenes racistas y a sufrir las leyes antisemitas: la familia escapó a Estados Unidos, donde terminaría por convertirse en uno de los hombres más poderosos del planeta.
Kissinger falleció este miércoles, a los 100 años de edad, en su casa de Connecticut, en Estados Unidos. Dejó atrás el legado de una política exterior que marcó a Washington durante décadas, en especial durante la Guerra Fría.
También una controvertida reputación, la de poner los intereses de su país de adopción por encima de todo, incluso si debía elegir ubicarse del lado de sangrientos dictadores latinoamericanos o mirar con poco interés la situación en Israel o la de los judíos perseguidos en la Unión Soviética.
En todo caso, se lo reconoce también como uno de los gestores, pragmáticos, del fin de la guerra en Vietnam.
El status quo de Medio Oriente
En setiembre de 1973 arrancó su trabajo como secretario de Estado norteamericano (el funcionario que maneja la diplomacia de Washington) en el gobierno de Richard Nixon y, pocas semanas después, tuvo que enfrentar las explosivas consecuencias de la Guerra de Iom Kipur.
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Kissinger fue el encargado de negociar el cese del fuego definitivo en el conflicto entre Israel y las fuerzas combinadas de Siria y Egipto, entre otros países. Pero, una vez más, con el norte puesto en Washington: la principal meta era desactivar el embargo petrolero lanzado por el mundo árabe.
Por ejemplo, durante una entrevista difundida en setiembre del 2023, el ex secretario de Estado explicó cual fue la principal motivación del apoyo estadounidense a Israel y la puesta en marcha de negociaciones de paz.
Al final del primer día de combates que comenzaron con la invasión sorpresiva de las fuerzas árabes el sábado 6 de octubre de 1973, en pleno Día del Perdón, y «cuando ya era cerca del mediodía del domingo, estaba claro que los dos ejércitos atacantes habían logrado avances significativos».
«Sin embargo, estábamos decididos, desde el principio, a impedir una victoria árabe que considerábamos una victoria soviética», dijo Kissinger, sin referirse a la supervivencia de Israel, que estuvo en juego durante la guerra.
«Estábamos absolutamente convencidos, desde el primer segundo, de que restableceríamos el status quo» en la región, admitió.
La «vena maquiavélica» de Kissinger
A pesar de haber tenido que huir de su Alemania natal cuando los nazis subieron al poder en la década de 1930 «y de perder a varios miembros de su familia en el Holocausto, Kissinger mostró poco apego sentimental a los intereses judíos», escribió el columnista Ben Harris.
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En un obituario para la Jewish Telegraphic Agency (JTA), Harris citó la biografía que Walter Isaacson publicó en 1992 sobre el político alemán-estadounidense. Allí el autor recordaba que, en 1970, Kissinger le dijo a un amigo «que el judaísmo ‘no tiene ningún significado para mí'».
«La negación de la identificación judía de Kissinger -agregó Harris- puede haber sido necesaria para un hombre que ascendió a lo más alto en el poder ejecutivo que cualquier judío anterior a él, y lo hizo bajo un presidente, Richard Nixon, conocido por albergar una profunda animadversión antijudía».
Otros, matizó, «lo vieron como emblemático de la vena maquiavélica de Kissinger y su adopción de la realpolitik, el enfoque duro de la diplomacia que evita las preocupaciones morales en favor de evaluaciones crudas de los intereses nacionales».
Peor todavía, después de que la primera ministra Golda Meir presionara a Nixon en 1973 para que abordara la situación de los judíos soviéticos, Kissinger rechazó el pedido de manera tajante.
Pragmático hacia todo, incluso su judaísmo
Según grabaciones desclasificadas del Salón Oval de la Casa Blanca, el entonces diplomático número uno de Washington dijo que «la emigración de judíos de la Unión Soviética no es un objetivo de la política exterior estadounidense».
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Breaking news: Henry Kissinger dies at 100. The diplomat exercised an unparalleled control over U.S. international affairs and policymaking. He was also the target of relentless critics, who deemed him unprincipled and amoral. https://t.co/ApfqWfMuWM
— The Washington Post (@washingtonpost) November 30, 2023
Y el hombre que escapó del Holocausto añadió: «si meten a judíos en cámaras de gas en la Unión Soviética, no es una preocupación estadounidense, quizás una preocupación humanitaria».
En ese renglón ultra pragmático se pueden anotar también los turbios lazos de Kissinger con las dictaduras latinoamericanas en la década del ’70, a las cuales veía como un dique de contención contra el avance del comunismo en la región, sin prestar atención a sus violaciones de los derechos humanos.
Medio Oriente, Vietnam, América Latina o la Unión Soviética: todos eran tratados por Kissinger con una misma vara, la de poner la seguridad y los intereses de Estados Unidos como exclusiva prioridad.
Kissinger fue un hombre de Harvard, donde obtuvo su licenciatura, maestría y doctorado y donde enseñó relaciones internacionales durante casi veinte años. En 1969, Nixon lo nombró asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca y luego sirvió como secretario de Estado también con Gerald Ford.
Veintiún libros y cinco nietos
Desde ese cargo jugó papeles centrales en la apertura a China y negoció acuerdos clave de control de armas con la Unión Soviética. Escribió veintiún libros sobre temas de seguridad nacional y era consultado periódicamente por presidentes estadounidenses y por decenas de líderes extranjeros.
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Henry Kissinger, uno de los más influyentes políticos estadunidenses, murió a los 100 años
— Proceso (@proceso) November 30, 2023
Ganó el Nobel de la Paz y fue el único estadunidense que sirvió simultáneamente como secretario de Estado y asesor de seguridad nacional. https://t.co/3Zl5bam7CA
En mayo de 2023 había celebrado su cumpleaños número 100 y permanecía activo e interesado en las cuestiones de actualidad, como el avance de la Inteligencia Artificial.
Pocos días después del ataque terrorista del 7 de octubre, cuando el grupo Hamas asesinó a 1200 personas en el sur de Israel y tomó cerca de 240 rehenes, el canal de noticias Welt TV consultó a Kissinger sobre las manifestaciones antisemitas en Alemania, su país natal.
Este gigante de la política internacional no pudo con su genio y respondió apuntando a la big picture, al contexto global de cada fenómeno. El hecho de que el ataque de Hamas se celebrase en las calles de Berlín indica que Alemania dejó entrar a demasiados extranjeros al país, deslizó Kissinger.
«Fue un grave error dejar entrar a tanta gente de cultura, religión y conceptos totalmente diferentes, porque crea un grupo de presión dentro de cada país» que lo permite, afirmó.
También reconoció que ver manifestante en Berlín celebrando un ataque contra Israel le resultaba «doloroso».
A Kissinger le sobreviven su esposa Nancy Maginnes, con quien estuvo casado casi cincuenta años, dos hijos de su primer matrimonio, David y Elizabeth, y cinco nietos.