El presidente de Israel, Itzjak Herzog, participó este domingo de la conmemoración en Rwanda del trigésimo aniversario del genocidio de los tutsis, y desde allí pidió «reconocer los verdaderos horrores» de los «intentos deliberados de aniquilar a un pueblo».
Herzog voló a Rwanda invitado por su colega del país africano, Paul Kagame, a quien presentó en las redes sociales como «un verdadero amigo de Israel».
Se estima que entre 500.000 y 800.000 miembros de la minoría étnica tutsi fueron masacrados durante cien días de violencia a manos de milicias extremistas de la etnia hutu, en medio de una guerra civil.
«Hoy nuestros corazones están llenos de duelo y gratitud en igual medida –dijo Kagame durante el acto central-. Recordamos a nuestros muertos y estamos también agradecidos por aquello en lo que Rwanda se convirtió».
A través de sus redes sociales, Herzog dijo que, «tres décadas después de estas atrocidades, el mundo debe mirar directamente a los terribles crímenes y reconocer los verdaderos horrores del genocidio: el intento deliberado de aniquilar a un pueblo».
Además, aseveró el presidente Herzog desde Rwanda, «el mundo no debe permitir la politización del genocidio, no debe permitir que se menosprecie el horror de esos crímenes y que se degrade la memoria de las víctimas».
El pueblo judío, continuó, «sabe muy bien lo que significa estar amenazado de aniquilación» y «lo que significa ser víctimas del genocidio, el terror y el odio».
Denuncia contra Irán
«Incluso hoy, mientras se nos acusa falsa y descaradamente con modernos libelos de sangre, seguimos siendo el objetivo de un régimen cruel y malvado con sus representantes en toda la región, cuyo objetivo declarado es la destrucción de la nación judía», declaró Herzog.
Con esos comentarios, el presidente se refirió a las acusaciones contra Israel por la guerra en Gaza y al rol del régimen de Irán, patrocinador de grupos extremistas y violentos como Hamas y Hezbollah.
En otra de sus publicaciones en las redes sociales, Herzog contó que le entregó a Kagame uno de los ya tristemente conocidos colgantes con el reclamo por la liberación de los rehenes que siguen cautivos en el enclave palestino.