El primer ministro de Gran Bretaña, Boris Johnson, prometió a los líderes judíos de Belfast que resolverá el problema que el «Brexit» creó a los consumidores de comida kosher en Irlanda del Norte, que ahora deben afrontar engorrosos problemas aduaneros
La salida de Gran Bretaña del sistema económico de la Unión Europea (UE) en el 2020 reinstaló restricciones y controles al ingreso de mercancías desde Inglaterra a Irlanda del Norte ya que, a pesar de formar parte del Reino Unido, el país decidió permanecer en el mercado continental.
Durante una visita a la única sinagoga de Belfast, la semana pasada, Johnson afirmó que «simplemente no hay necesidad de controles tan trabajosos en productos de importancia única para la comunidad judía» en Irlanda del Norte.
Checks on kosher meats entering Northern Ireland from Britain are "insane", Boris Johnson has told members of Belfast’s Jewish communityhttps://t.co/KzglFXA8Fs
— The Irish News (@irish_news) May 18, 2022
Citado por el diario Irish Times, el primer ministro aseveró: «es una locura que se estén realizando estos controles y veremos que esta situación se resuelva».
Según explicó el periódico The Jewish Chronicle, que tiene su base en Londres, «la carga del papeleo y las regulaciones introducidas después de que el Reino Unido abandonara la UE ha dejado a la comunidad luchando por garantizar un suministro constante» de carne producida de acuerdo a las normas religiosas.
«El último ‘shul’ sobreviviente de la provincia, la Sinagoga de la Comunidad Judía de Belfast -añadió la publicación-, importa su carne kosher de Manchester en entregas a granel organizadas cada ocho a diez semanas».
En medio de las nuevas reglas burocráticas, completó el informe, la pequeña comunidad judía de Irlanda del Norte, de aproximadamente 500 personas, le expresó a Johnson su «temor por su futuro a medida que disminuyen los suministros de carne kosher».