Con el arranque del cónclave para elegir al sucesor de Francisco I, las polémicas en el Vaticano están que arden, las casas de apuestas hacen sus predicciones y cada experto tiene sus favoritos, incluyendo a un candidato a nuevo papa que puede llegar desde Jerusalén.
Según el periódico que se lea o el canal de televisión al que se preste atención, los aspirantes con mayores posibilidades de llegar a convertirse en pontífice del catolicismo son, entre otros, Pietro Parolin, actual secretario de estado del Vaticano, y Luis Antonio Tagle.
Para seguir leyendo: Francisco dejó un papamóvil a "los niños de Gaza"
El italiano Parolin, recuerda la prensa internacional, tiene una amplia trayectoria en la diplomacia vaticana y fue uno de los artífices del histórico acuerdo del 2018 con China sobre la nominación de obispos.
Otros destacados candidatos para el cónclave donde ciento treinta y tres cardenales designarán al próximo papa después del argentino Jorge Bergoglio, quien falleció el 21 de abril último, son el filipino Tagle, el italiano Matteo Maria Zuppi y el estadounidense Joseph Tobin.
En la lista se destaca un prestigioso candidato que, además, llama la atención por su relativa «juventud» frente a los demás aspirantes: Pierbattista Pizzaballa, el actual patriarca de Jerusalén, de «apenas» 60 años de edad.
Trabaja todos los días con cristianos, judíos y musulmanes
Muchos analistas lo descartan por la cuestión de la edad, «baja» para sentarse en el trono de San Pedro, al que Bergoglio, por ejemplo, llegó a los 76 años. Sin embargo, Karol Wojtyla tenía 58 años cuando, en 1978, se convirtió en Juan Pablo II, el papa más joven del siglo XX.
Pizzaballa tiene a su favor una merecida fama de imparcialidad, al menos dentro de los posible cuando se trabaja desde Jerusalén, la capital de Israel, tratando de llevarse bien con cristianos, judíos y musulmanes.

«Su capacidad para conectar con diferentes culturas y religiones» lo transformaron en «un líder natural dentro de la Iglesia», señala una de esas piezas periodísticas que especulan sobre la identidad del próximo papa (que podría llegar desde Jerusalén).
Con formación en estudios bíblicos y «una sólida carrera eclesiástica», añade ese reporte, Pizzaballa «es considerado un candidato de peso que podría ofrecer continuidad al trabajo iniciado por Francisco, especialmente en temas de diálogo y reconciliación».
El próximo Papa, según las casas de apuestas
Un análisis de un profesor argentino de Sistemas e Historia Financiera que relevó las tendencias entre las casas de apuesta puso a Parolin en el primer lugar (5/2), seguido por Tagle (10/3), Zuppi (7/1), el cardenal Peter Turkson, de Ghana, (13/2) y Pizzaballa (9/1).
El analista, Dionisio Bosch, reconoció que, aunque mueven millones de dólares, las apuestas que buscan «determinar la voluntad de la gente» en elecciones políticas no siempre son certeras. Y, «la cuestión con los papables es mucho más difícil».
«No solo más difícil, sino que más confusa -remarcó Bosch-, porque cada medio y cada comentarista tienen sus preferencias y no duda en impulsarlas». Algo que se está percibiendo en el caso de Parolin, blanco de varias versiones negativas para su imagen.
También le puede interesar: El nuevo embajador de EEUU trajo hasta el Muro de los Lamentos una plegaria de Trump
Por su parte, la figura de Pizzaballa, más allá de sus chances en el cónclave papal y de las fuertes divisiones ideológicas al interior de la Iglesia católica, sigue siendo apreciada.
Entrevistado en el 2017 por otro periódico argentino, Infobae, sobre la posición que en ese entonces asumía Bergoglio frente a la violencia religiosa de matriz islámica (a la que no terminaba de condenar explícitamente), Pizzaballa señaló que «los que acusan al Papa no pueden esperar que el Papa diga lo que ellos quieren que diga».
«Es un deber de las sociedades defenderse a sí mismas, por supuesto», añadió Pizzaballa en aquella ocasión. «Pero cuando se trata de la implementación» de esa defensa, «no se puede esperar de las autoridades religiosas en general, y del Papa en particular, que digan qué es lo que se debe hacer», remarcó.
El problema del extremismo
En aquella nota, el patriarca de Jerusalén y ahora aspirante a papa admitió que el radicalismo islámico «está en contra de judíos y cristianos, eso es un hecho, pero también están en contra de otros musulmanes que no son como ellos».
También reconoció que «se necesita hablar» sobre el problema del extremismo de matriz musulmana, que «es un asunto muy fácil de manipular políticamente», deslizó.
La posición de Pizzaballa se puso a prueba, precisamente, después de un brutal ataque islamista, el del 7 de octubre del 2023, cuando Hamas asesinó a 1.200 personas en el sur de Israel y secuestró decenas de rehenes.
Cuando después de ese ataque estalló la guerra en la Franja de Gaza, adonde las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) entraron para destruir a Hamas e intentar liberar a los secuestrados, Pizzaballa advirtió que lo primero que había que hacer era «intentar conseguir la liberación de los rehenes».
Para seguir leyendo: Cuando el papa Francisco caminó por Jerusalén y Belén
«De lo contrario -vaticinó con razón-, no habrá forma de detener» la escalada bélica en el enclave palestino. Además, reconoció que «no se puede hablar con Hamas, es muy difícil».
Las chances de Pizzaballa podrán ser relativas, pero en Israel ven al prelado con buenos ojos. De hecho, la emisora estatal Kan lo presentó en una publicación de Instagram como el candidato «azul y blanco», es decir, con los colores del Made in Israel.