El Ministerio de Justicia de Estados Unidos anunció este viernes que desbarató un complot de matriz iraní para asesinar al presidente electo, Donald Trump, en los días previos a su regreso a la Casa Blanca, en programa para enero próximo.
Al parecer, un ciudadano afgano que vivió en Estados Unidos tenía la misión de llevar adelante el plan para matar a Trump. También habría recibido el encargo de un ataque contra turistas israelíes en Sri Lanka en el primer aniversario del ataque del 7/10.
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Una denuncia penal presentada ante un tribunal federal de la ciudad de Nueva York apuntó contra un agente de los temibles Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica, una rama militar que depende del régimen autocrático de Teherán, como el «supervisor» del afgano.
El agente, cuyo nombre no se divulgó, habría pedido en setiembre último a Farhad Shakeri, de 51 años, que «se concentrara en vigilar y, en última instancia, asesinar al ex presidente» Trump, indicó la presentación del ministerio.
Por otro lado, otros dos sospechosos, Carlisle Rivera, de 49 años, de Brooklyn, Nueva York, y Jonathon Loadholt, de 36, de Staten Island, en el mismo estado, fueron acusados junto a Shakeri de presunta participación en un complot para asesinar a un ciudadano estadounidense de origen iraní.
Una «acusación explosiva»
Según informó el ministerio, Shakeri sigue prófugo y se cree que reside en Irán, mientras que Rivera y Loadholt hicieron su aparición inicial en el Distrito Sur de Nueva York ayer y se ordenó su detención en espera de juicio.
Iranian agent instructed to stalk, assassinate Trump by Tehran, bombshell indictment reveals https://t.co/OILTRneSpa pic.twitter.com/hgVPz15gAJ
— New York Post (@nypost) November 8, 2024
En su interpretación de la causa, el New York Post dijo que «el gobierno iraní ordenó a uno de sus agentes que acechara y asesinara al ex presidente Donald Trump». Se trata, dijo el diario, de «una acusación explosiva» de los fiscales federales de Manhattan.
Los fiscales dicen que cuando Shakeri señaló que el complot «costaría una ‘enorme’ cantidad de dinero», el agente de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica le respondió: «ya gastamos mucho dinero… (así que) el dinero no es un problema».
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En cuanto a Rivera y Loadholt, están acusados de participar en un plan para asesinar a un periodista estadounidense, al parecer de origen iraní, conocido por su posición fuertemente crítica del gobierno de Teherán.
Siempre según los documentos presentados por la fiscalía, Shakeri es un ciudadano afgano que llegó a Estados Unidos cuando era un niño, y que pasó catorce años en prisión por una condena por robo.
Blancos de Irán en Estados Unidos
La acusación afirmó que el afgano utilizó «una red de asociados criminales» desde prisión, incluidos Rivera y Loadholt, para vigilar los objetivos del gobierno iraní en suelo norteamericano.
Justice Department Announces Murder-For-Hire and Related Charges Against IRGC Asset and Two Local Operatives
🔗: https://t.co/vvzgSUIUzo pic.twitter.com/paEnXluThK— National Security Division, U.S. Dept of Justice (@DOJNatSec) November 8, 2024
Además del periodista estadounidense y Trump, la acusación afirmó que el gobierno iraní intentó asesinar a dos empresarios judíos estadounidenses en la ciudad de Nueva York «y que apoyaban a Israel en las redes sociales».
Trump quedó en la mira del régimen de los ayatollahs en enero del 2020, durante su primer mandato como presidente. En aquel momento, Trump aprobó el asesinato de Qassem Soleimani, un ex general al frente de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria iraní.
Soleimani murió, junto al teniente iraquí Abu Mahdi al-Muhandis, al ser alcanzado por un dron estadounidense cerca del aeropuerto de Bagdad.
Desde entonces, Irán viene prometiendo una «venganza» contra Trump, que el 5 de noviembre último ganó las elecciones y volverá al poder.
En julio de este año, en plena campaña electoral,
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Trump se salvó de milagro cuando el disparo de un francotirador apenas le rozó una oreja. El atacante fue identificado como Thomas Matthew Crooks, de 20 años, quien murió al ser alcanzado por un francotirador del Servicio Secreto.
Todavía se desconocen los motivos detrás del ataque ocurrido en Butler, Pennsylvania, pero las agencias federales de seguridad estaban en esos días en alerta, precisamente, por la posibilidad de un atentado de matriz iraní contra el entonces candidato republicano.