La ex secretaria de Estado norteamericana Hillary Clinton disparó con munición gruesa contra el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, a quien acusó de haber asumido «cero responsabilidad» en las fallas de seguridad que facilitaron el ataque del 7 de octubre del 2023.
Los comentarios sobre Netanyahu están contenidos en su nuevo libro, Something Lost, Something Gained: Reflections on life, love, and liberty (Algo perdido, algo ganado: Reflexiones sobre la vida, el amor y la libertad), editado por Simon and Schuster.
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La esposa del ex presidente Bill Clinton es una gran figura política estadounidense y global a la que no se puede acusar en absoluto de estar en contra de Israel.
Sin embargo, Hillary -como muchos analistas y comentarias en Israel y en todo el mundo- viene señalando al primer ministro como uno de los elementos más importantes en el esquema de fallas que permitieron el 7/10, cuando miembros de Hamas entraron al sur del país y asesinaron a 1200 personas, además de secuestrar decenas de rehenes.
En el adelanto del libro difundido por el diario británico The Guardian se puede leer a Clinton haciendo una dura comparación entre Netanyahu y Golda Meir, quien sufrió su propio desastre en 1973 cuando las fuerzas de seguridad de Israel fueron sorprendidas por una coalición de ejércitos de países árabes.
Golda, Bibi y las responsabilidades
Según Hillary Clinton, quien se declaró admiradora de la histórica primera ministra israelí y de su «combinación de humor y seriedad», Netanyahu «no se parece en nada» a Meir «en un sentido importante».
Golda Meir «aceptó una comisión de investigación sobre los fracasos que llevaron a la guerra de Iom Kipur y renunció a su cargo», señaló la jefa de la diplomacia de Washington en el periodo 2009-2013.
«Netanyahu, por el contrario, no asumió ninguna responsabilidad y se niega a convocar elecciones, y mucho menos a dimitir», disparó Hillary Clinton.
Conocida, al igual que su esposo, por su férreo apoyo a Israel, aunque siempre buscando una solución pacífica al conflicto con los palestinos, Hillary criticó fuertemente las manifestaciones anti-israelíes en varias universidades de su país, entre ellas Columbia, donde es profesora.
Como docente de la School of International and Public Affairs de la universidad neoyorquina, Clinton reconoció que tuvo que escuchar preguntas de sus estudiantes que la dejaron «preocupada», como las de algunos alumnos que quisieron caracterizar a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) como «terroristas» y no al grupo Hamas.
También le sorprendió, citó The Guardian del libro de Hillary, lo que «caracterizó como la falta de conocimiento histórico de algunos estudiantes».
«Miradas de asombro» en Columbia
Hillary Clinton contó que recibió «miradas de asombro» de parte de sus alumnos cuando les dijo que «si Yasser Arafat hubiera aceptado el acuerdo ofrecido por mi marido en el 2000 para un estado que el gobierno israelí estaba dispuesto a aceptar, el pueblo palestino estaría celebrando su 23º aniversario» de un país propio.
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La ex secretaria de Estado ya había reprobado la tarea de Netanyahu en febrero de este año, cuando declaró que el primer ministro «debería irse» del gobierno porque «no es un líder confiable».
Durante una entrevista con la cadena MSNBC, Hillary apuntó que el ataque del 7/10 «ocurrió bajo su mando y tiene que irse». Y si Netanyahu es «un obstáculo para un alto el fuego, un obstáculo para explorar lo que se debe hacer al ‘día siguiente'» de la guerra en Gaza, «tiene que irse sin dudarlo».
La renuncia de Golda
Golda Meir, por su parte, efectivamente renunció al cargo de primera ministra pero recién en abril de 1974, varios meses después de la guerra de Iom Kipur, que se desarrolló entre el 6 y el 25 de octubre del 2023 y puso al estado judío al borde de la destrucción.
Las FDI lograron contener e incluso revertir el avance de los ejércitos de Siria y Egipto, entre otros países (incluyendo, curiosamente, soldados llegados desde Cuba), pero a un costo altísimo en vidas y una fuerte crisis política.
Un panel oficial conocido como la Comisión Agranat señaló las graves fallas de los servicios de inteligencia y del gobierno que no supieron enfrentar las señales que llegaban desde El Cairo y Damasco, pero establecieron que a Golda no le correspondía ninguna «responsabilidad directa» en el fiasco militar inicial.
La coalición de Meir ganó las elecciones de diciembre de 1973 pero no pudo formar gobierno. Golda, una figura gigante en la historia de Israel y del pueblo judío, finalmente renunció el 11 de abril de 1974 y pasó a un relativo silencio político hasta su fallecimiento, el 8 de diciembre de 1978.