Hasta hace pocos días, la rutina de Polina Krepak, una joven judía de la ciudad ucraniana de Kharkiv, pasaba por sus estudios y las reuniones con sus amigos del Hashomer Hatzair. Ahora, en cambio, su principal preocupación es «permanecer con vida»
Polina fue entrevistada a principios de este mes por la revista argentina judía Nueva Sión, que la contactó mientras se escondía en los túneles del tren subterráneo de la ciudad ucraniana.
La conversación fue publicada en la edición del 4 de marzo, y no hubo actualizaciones sobre la situación de Polina en Kharkiv, que en los últimos días fue blanco de fuertes bombardeos rusos.
«Llevo más de cinco noches durmiendo en el metro, donde están nuestras cosas», le contó Polina a la reportera argentina Iara Kapszuk.
«Tanto los voluntarios como los trabajadores del metro están muy cansados y haciendo mucho esfuerzo, pero no hay otra manera, necesitamos apoyarnos y ayudarnos mutuamente», añadió.
Cuando se le preguntó sobre los días previos a la invasión rusa, que se lanzó el 24 de febrero, Polina respondió que, «hasta la mañana del jueves 25 todo estaba bien para mí, tenía planes para marzo y la primavera».
Uno de esos planes era un seminario con la organización juvenil Hashomer Hatzair para discutir el Holocausto.
«¿Quién hubiera dicho que no solo tendríamos que hablar de los horrores de la guerra, los asesinatos y la crueldad humana, sino experimentarlos?», se lamentó la joven.
«Estoy preocupada por mi vida y mi hogar -admitió Polina-. Los proyectiles caen en zonas residenciales, los civiles mueren en las calles, las casas están siendo bombardeadas y la gente no tiene a dónde ir».
«En el futuro, no sé qué es lo que va a pasar, pero ahora sólo quiero permanecer con vida«, completó Krepak desde los túneles del metro de Kharkiv.