Desde la ONU advirtieron que la invasión rusa a Ucrania puede generar «la peor crisis de refugiados en Europa este siglo». Y, en medio de esta tragedia, enviados israelíes están llevando a cabo una operación sin precedentes para repatriar compatriotas y ayudar a otros miles que escapan de la guerra
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) contabilizaba 660.000 desplazados solamente en los primeros seis días de la guerra, pero estima que ese número llegará rápidamente a los 4 millones.
Con ese contexto, las tareas de rescate y asistencia a los israelíes y los ucranianos judíos (y no judíos) que lograron salir del país ya se convirtieron en «una de las operaciones más complejas en la historia de Israel».
Así lo indicaron desde la sede del ministerio de Exteriores, en Jerusalén, adonde remarcaron que se trata de «un esfuerzo organizativo significativo», tanto desde el punto de vista diplomático como político, teniendo en cuenta la delicada posición diplomática de Israel entre Rusia y Ucrania.
Enviados de la cancillería están trabajando en varios puntos fronterizos con Ucrania en países como Hungría y Eslovaquia y, en especial, en Polonia. Organizaciones civiles como IsraAid y United Hatzalah están haciendo lo mismo en zonas limítrofes en Moldavia.
El primer día de marzo, el ministerio de Exteriores informó sobre la llegada de cien pequeños huérfanos judíos desde Ucrania a Rumania. «Los niños -reportaron- recibieron mantas, medias y equipamiento para el camino».
«Pasarán unos días en Rumania y después llegarán a casa, en Israel», contó la cancillería a través de sus redes sociales.
Los evacuados «esperaban ansiosamente nuestra llegada y nos saludaron emocionados»
United Hatzalah, la organización israelí conocida por haber participado también en otras operaciones de rescate de alto perfil, como el colapso de un edificio en los alrededores de Miami en junio del 2021, montó un hospital de campaña en Chisinau, la capital de Moldavia.
Allí, reportaron voceros del grupo, se tratará a los evacuados ucranianos, «brindando atención médica de emergencia gratuita a todos los refugiados, independientemente de su raza o religión«.
Además del puesto sanitario en Chisinau, United Hatzalah dispuso equipos en la zona fronteriza de Moldavia y Ucrania, adonde está recibiendo desplazados desde hace varios días.
Uno de sus primeros equipos se instaló el 27 de febrero en una de las sedes de la comunidad judía en la capital moldava, adonde ya se encontraban «muchos refugiados judíos que huyeron de Ucrania y ya se habían dirigido» a esa ciudad, relató David Krispil, uno de los voluntarios llegados de Israel.
Los evacuados «esperaban ansiosamente nuestra llegada y nos saludaron emocionados -relató Krispil-. Derramé una lágrima cuando vi a decenas de niños que huían de sus propios hogares sin poder llevarse ni un solo juguete».
Por su lado, el Foro de Israel para la Ayuda Humanitaria Internacional, la organización no gubernamental conocida como IsraAid, se instaló en la zona de Palanca, también en Moldova, a pocos kilómetros de la frontera.
«Espero que las ayudas mejoren la situación de al menos algunas de las personas que la recibirán» dentro o fuera de Ucrania
La ONG señaló que al menos 70.000 de los evacuados desde Ucrania cruzaron a Moldavia. «No está claro cuál es el próximo paso para estas personas, pero con temperaturas bajo cero en la noche, se necesita urgentemente protección física y emocional», alertaron.
«Nuestro equipo permanecerá en Moldavia durante el tiempo que se nos necesite y es posible que se despliegue en otros países fronterizos con Ucrania a medida que se desarrolle la situación», dijo Yotam Polizer, el CEO de IsraAID, en declaraciones a la prensa israelí.
A estos voluntarios y diplomáticos hay que sumar a los israelíes que volaron hasta la zona a bordo de los aviones que llevaron toneladas de ayuda humanitaria, desde colchones y mantas a purificadores de agua.
La asistencia, despachada en tres tandas, fue transportada en aviones de El Al y supervisada por Mashav, la Agencia de Israel para la Cooperación Internacional para el Desarrollo, activa en numerosos puntos alrededor del mundo.
«Espero que las ayudas mejoren la situación de al menos algunas de las personas que la recibirán dentro de Ucrania o en los cruces fronterizos», dijo este martes la directora de Mashav, la embajadora Eynat Shlein, antes de subir al tercer avión que partió desde el aeropuerto Ben-Gurion.
«Esta operación, a través de la cual se envían 100 toneladas de ayuda en un día -añadió- no tiene precedentes y estamos felices de haberlo hecho».