La invasión rusa de Ucrania está causando el desplazamiento de cientos de miles de refugiados, personas que sufren a cada paso de su exilio, algunos de ellos obligados, por ejemplo, a elegir entre llevarse una maleta o a la mascota, según relató una voluntaria israelí
Los números más recientes, provistos este último viernes por el alto comisionado de la ONU para los refugiados, Filippo Grandi, señalaron que son ya 2,5 millones los ucranianos que escaparon de su país desde que comenzó la invasión rusa, el 24 de febrero.
Además, dos millones de personas se encuentran desplazadas a causa de la violencia dentro del territorio ucraniano, apuntó el jefe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
En su cuenta de Twitter, Grandi relevó algunas de sus sensaciones tras visitar el centro de refugiados ucranianos en Palanca, en Moldavia, adonde pudo ver a «miles y miles de personas cruzando la frontera» para escapar de la guerra.
Todos esos desplazados representaban, añadió el funcionario, «miles de historias de separación, angustia y pérdida».
«Es muy importante estar aquí y tratar de reparar los corazones de los refugiados»
En ese sentido, la organización israelí de asistencia humanitaria y de emergencia United Hatzalah compartió el relato de una de sus voluntarias, la doctora Einat Kauffman, una especialista en estrés y trauma en situaciones de emergencia, que trabaja en la zona fronteriza de Moldavia con Ucrania.
La primera etapa del trabajo de la doctora Kauffman tuvo lugar en un aeropuerto en Rumania, adonde llegaban evacuados ucranianos que volaron hacia otros países en busca de refugio.
«Lo primero que me rompió el corazón fue que había un límite de peso en las maletas que los refugiados podían llevar en el avión», contó Einat.
Por eso, «si sus maletas eran demasiado pesadas, tenían que quitar algunos de sus artículos preciados para no exceder el límite», siguió la psicoterapeuta, quien aseguró que «fue muy difícil ver a estas personas dejar atrás sus posesiones para poder continuar su viaje hacia un lugar seguro».
«Algunas personas incluso dejaron equipaje de mano completo que trajeron» hasta el aeropuerto para, en cambio, «llevar a su querida mascota», recordó Kauffman en un artículo en primera persona publicado en el website de United Hatzalah.
«La regla -explicó- era un bolso de mano o una mascota, y la decisión es como pedirle a alguien que elija un bolso en lugar de su propio hijo«.
«Estas posesiones las familias las habían traído a través de Ucrania y Moldavia, solo para verse obligadas a dejarlas en el aeropuerto de Rumania, fue tan triste» ser testigo de semejantes escenas, añadió.
Meet Irinia, who fled Ukraine with part of her family to neighbouring Poland, where more than 1.4 million refugees – mostly women, children and older people – found refuge. https://t.co/ZoH3rm1Y9X
— UNHCR, the UN Refugee Agency (@Refugees) March 12, 2022
La experta israelí dijo además que «muchas familias llegaron a la frontera en Ucrania sin sus esposos y padres porque a los varones que son elegibles para luchar en el ejército no se les permite salir del país».
Cada refugiado representa una historia de «separación, angustia y pérdida»
Un ejemplo lo encontró cuando se hallaba en un cruce fronterizo entre Ucrania y Moldavia y conoció a una familia que se dirigía a Israel. «La madre se escapó con dos de sus hijos, uno de 13 y otro de 5 años», contó.
La mujer «me confió que habían dejado a su esposo y a su hijo de 18 años en Ucrania», y que «fue una de las decisiones más difíciles de su vida».
La refugiada, señaló Einat, «tuvo que elegir entre permanecer en Ucrania junto con su familia y correr el riesgo de perderlos a todos en la guerra o tratar de escapar con los niños más pequeños a Israel, salvando sus vidas pero dejando atrás a su hijo y esposo».
«Este viaje -confesó la experta israelí- no ha sido nada fácil, y mi corazón se rompió muchas veces más por muchas más personas» que escaparon de la guerra.
«Pero es muy importante estar aquí y tratar de reparar los corazones de los refugiados, cuya angustia es mucho mayor que la mía», completó.