La memoria de Del Campo fue honrada el martes de la semana pasada en la Gran Sinagoga de Bucarest, en un acto del que participaron los embajadores de Chile, Israel y Polonia en Rumania, junto a líderes de la comunidad judía local
Según recuerdan los archivos de Yad Vashem, que en el 2016 le otorgó a Del Campo la distinción de Justo entre las Naciones, en 1940 Chile había asumido la representación de los intereses del gobierno de Polonia en el exilio ante Italia y Rumania.
Por ello, la representación chilena «podía emitir pasaportes polacos a refugiados judíos de ese país en Rumania, o en su defecto otorgarles pasaportes chilenos o documentos de protección», señaló el museo israelí que honra a las víctimas del Holocausto.
Con esos pasaportes, los perseguidos por el nazismo podían «evadir la deportación» a los campos de concentración y a una casi segura muerte a manos de los jerarcas nazis.
Bucarest honore Samuel del Campo, un Chilien qui a sauvé des Juifs | https://t.co/gk95PoruHk pic.twitter.com/DugoqZvBW0
— immobiliercoil (@immobiliercoil) December 30, 2021
La «historia y las acciones» de Del Campo «representan una luz de dignidad humana en un momento de la historia en el que todo estuvo rodeado de oscuridad», afirmó durante el acto de la semana pasada el presidente de la Federación de Comunidades Judías de Rumania, Silviu Vexler.
Como muchos otros diplomáticos que se arriesgaron para salvar la vida de personas que eran perseguidas por los nazis, Del Campo actuó en disidencia con las órdenes que le llegaban desde Santiago.
De hecho, después de su paso por Bucarest, Del Campo fue nombrado cónsul general de Chile en Zurich, pero el nombramiento nunca se hizo efectivo.
Tampoco se aprobó su solicitud de ser enviado a trabajar en Turquía, y el chileno nunca volvió a servir en el servicio diplomático de su país y falleció en París en 1960.