Dirigentes de colectividades cristianas, judías y musulmanas se reunieron este último viernes para limpiar juntos las esvásticas que desconocidos pintaron recientemente en el cementerio israelita de la ciudad de Santa Fe, en el centro de Argentina
Las pintadas aparecieron en la madrugada del 21 de setiembre, generando indignación en la populosa ciudad argentina, una de las más grandes del país.
Para enfrentar la agresión, el líder de la comunidad judía de Santa Fe, el seminarista Iosi Przepiorka, convocó a sus colegas de la Mesa de Diálogo Interreligioso y Cultura de la Paz de la ciudad para ocuparse de la limpieza de los mensajes racistas en el cementerio.
Entre las pintadas se destacaban tres cruces esvásticas, el símbolo del nazismo, dibujadas precisamente en el monumento que recuerda a los seis millones de judíos asesinados durante el Holocausto.
«Nosotros, como comunidad judía, podríamos haber mandado a tapar las pintadas antisemitas, pero nos pareció que era más valioso que al mensaje lo dé la Mesa» interreligiosa, dijo Przepiorka en una entrevista con el periódico local El Litoral.
«Restaurar significa recuperar o enmendar, corregir o remediar, restablecer o arreglar», señaló la Mesa en un mensaje en sus redes sociales.
«Esos fueron los deseos y las acciones que se llevaron a cabo en el cementerio judío de Santa Fe, una acción simbólica noble y que trata de poner la fuerza de un mensaje pacífico por encima de la violencia«, afirmaron desde la organización interreligiosa.
Se estima que en la Argentina viven alrededor de 175.000 judíos, lo que convierte a esta comunidad en la quinta más grande del mundo fuera de Israel, detrás de Estados Unidos (seis millones), Francia (446.000), Canadá (393.000) y Gran Bretaña (292.000).
El ataque en Santa Fe siguió a otros recientes ocurridos en el cementerio de Buenos Aires, adonde -sin embargo- se registraron destrozos pero no pintadas de símbolos nazis o racistas.