En Estados Unidos comenzó la carrera hacia la candidatura republicana para las elecciones presidenciales del 5 de noviembre del 2024 y ya se anotó la primera contendiente de peso, la ex gobernadora Nikki Haley, una hija de inmigrantes, pro-Israel, que desafía a Donald Trump.
Haley, de 51 años, fue gobernadora de Carolina del Sur entre el 2011 y el 2017 y luego sirvió en un alto cargo durante la presidencia del propio Trump: fue la combativa embajadora norteamericana ante las Naciones Unidas entre enero del 2017 y el último día del 2018.
Si bien había dicho que no tenía intenciones de postularse a la Casa Blanca, Haley, nacida Nimrata Nikki Randhawa el 20 de enero de 1972 en Bamberg, en el estado del que luego fue gobernadora, volvió a pensar el asunto y decidió «ahora no es el momento de contenerse».
En un video difundido a través de las redes sociales, Haley afirmó que, en cambio, «ahora es el momento de un Estados Unidos fuerte y orgulloso» y «tiempo de una nueva generación», en un disimulado dardo para Trump, de 76 años, y el actual presidente, el demócrata Joe Biden, de 80.
Haley nunca escondió su firme defensa de Israel
De vencer las primarias frente a probables rivales como Trump y el gobernador de Florida, Ron DeSantis, y llegar a jefa de la Casa Blanca, Haley será la primera mujer y la primera hija de inmigrantes en convertirse en presidente de Estados Unidos.
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Get excited! Time for a new generation.
— Nikki Haley (@NikkiHaley) February 14, 2023
Let’s do this! ???? ???????? pic.twitter.com/BD5k4WY1CP
Al comentar la noticia de la postulación, el periódico estadounidense Politico dijo que Haley, hija de inmigrantes indios, «operó a menudo en conspicuas posiciones intermedias».
Era «brown» o morena en lugares donde las cosas estaban dibujadas en el doloroso blanco y negro norteamericano, añadió la publicación, y fue una crítica de Trump «que se convirtió en una funcionaria designada de Trump que ahora es oficialmente una rival de Trump».
«A lo largo de su convincente ascenso político de casi dos décadas, ha sido ágil o, como dirían sus críticos, extraordinariamente calculadora -señaló Politico-. Las personas que la conocen la llaman ambiciosa, porque lo es».
Haley se convirtió al cristianismo en 1997 y, junto a su esposo, concurre habitualmente a servicios de la United Methodist Church (UMC, Iglesia Metodista Unida). Nunca escondió su firme defensa de Israel.
En particular, la ex gobernadora fue quien decidió, durante su gestión en la ONU, que Estados Unidos recortara los fondos para la organización de las Naciones Unidas que asiste a refugiados palestinos (UNRWA) y el retiro del consejo de derechos humanos que habitualmente dispara contra Israel.
Fue una de las primeras figuras estadounidenses en felicitar a Netanyahu por su triunfo electoral
Llegado el caso, no tuvo problemas para ponerse en contra de los sectores más fundamentalistas en su propio país, como cuando ordenó en el 2015, siendo gobernadora, la remoción de las banderas confederadas (consideradas una reliquia racista) de los edificios públicos de Carolina del Sur.
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Se trató de una reacción tras el asesinato de nueve feligreses afroamericanos de una iglesia en Charleston a manos de un joven racista blanco, al que habían dado la bienvenida para rezar junto a ellos.
En junio del 2021, Haley visitó Israel junto a una delegación de dirigentes cristianos para expresar su solidaridad con el país después de los enfrentamientos de mayo de ese año contra los grupos islámicos de Gaza.
Haley compartió varios momentos de esa visita en sus redes sociales, incluyendo una foto en el Muro de los Lamentos con el mensaje: «el pueblo de Israel siempre celebra la vida y agradece a Dios por sus bendiciones».
Rezar en el Kotel, añadió, fue «una lección de humildad» y celebró «unirme a ellos (los israelíes) nuevamente en oración en un lugar tan sagrado».
En noviembre del 2022, tras su victoria en las elecciones israelíes, Haley fue una de las primeras en felicitar desde Estados Unidos al ahora primer ministro, Benjamin Netanyahu.
«Israel ha demostrado una vez más la fuerza de su democracia», dijo la pre-candidata republicana a la presidencia de Estados Unidos, y declaró su «plena confianza en que nuestro gran aliado avanzará viento en popa».