Las playas de Sri Lanka vienen siendo desde hace algunos años un destino favorito de turistas israelíes, en especial jóvenes que viajan para practicar surf, pero el escenario está cambiando desde que estalló la guerra en Gaza, incluso para aficionados al yoga.
Una insólita situación surgió a mediados de este mes de julio cuando una profesora israelí de yoga intentó organizar un retiro en la isla del sur de Asia.
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En declaraciones a la prensa, la profesora Tai -que se identificó solo con su nombre de pila-, contó que se puso en contacto con la escuela Lanka Yoga, que se presenta en internet como un espacio para retiros amigable con la naturaleza y «con muchos árboles» sobre el lago Koggala.
Después de enviar un correo electrónico para acordar una reserva para instalarse para un retiro junto a un grupo que viajaría desde Australia, Tai, que nunca informó su nacionalidad, recibió una sorpresiva respuesta.
Una «cuidadosa consideración»
«Gracias por su reciente reserva y por el interés es alojar su retiro con nosotros», comenzó la misiva que le enviaron a Tai desde Lanka Yoga. Pero, «después de una cuidadosa consideración, lamentamos informarle que no podremos avanzar con su reserva», añadieron.
¿La razón? «Debido a la situación en Gaza y nuestros valores como equipo y espacio, decidimos no colaborar con grupos organizados israelíes», explicaron los dueños del retiro de yoga de Sri Lanka.
Luego buscaron matizar su respuesta. Se trata, aseguraron, de «una decisión profundamente personal y ética» que «no está dirigida a individuos sino que refleja nuestra posición en referencia a la situación humanitaria en general».
Los responsables de Lanka Yoga no precisaron si la «situación humanitaria» tiene que ver con los civiles atrapados en Gaza en medio de la guerra y el grupo terrorista Hamas o con los rehenes secuestrados el 7/10 en Israel y que siguen cautivos en el enclave palestino.
En todo caso, escribieron, «entendemos que esto puede ser decepcionante y lamentamos realmente cualquier inconveniente» causado por la discriminación.
Con un tono presuntamente espiritual que poco tiene que ver con los valores del yoga, los dueños del retiro en Sri Lanka completaron su mensaje deseándole a Tai «todo lo mejor con su evento».
«Esperamos que encuentre un espacio bello, que la apoye y que esté en línea con sus necesidades», cerró la misiva despachada por correo electrónico a la profesora israelí.
Un shock «total»
Hablando con el portal Mako, Tai dijo que cuando escribió su primer mensaje a Lanka Yoga no incluyó ninguna referencia a su nacionalidad israelí.
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«Al parecer, revisaron mi cuenta de Instagram después de que me puse en contacto con ellos, y allí vieron comentarios en hebreo», dedujo la profesora.
«Me sorprendió la reacción, un shock total -continuó-. Llevo cinco años viajando por el mundo y esta es la primera vez que experimento algo así, duele en un lugar muy personal», admitió.