Los rescatistas de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) que salieron a Turquía para tomar parte de las tareas de socorro tras el terremoto del 6 de febrero llevaron sofisticados drones y sensores. Junto a una versión «renovada» de socios de siempre: los perros-cámara.
Es habitual desde hace mucho tiempo que «expertos» caninos participen en tareas de rescate en estos casos, ya que cuentan con un excelente olfato y, adecuadamente entrenados, son disciplinados y muy trabajadores.
Las FDI cuentan con la unidad canina Oketz, que entrena perros tanto para tareas de combate, seguridad y rastreo como para situaciones de rescate tras catástrofes como el terremoto de Turquía.
En los casos de terremotos, los canes son enviados a través de los escombros para detectar posibles sobrevivientes, y ladrar si encuentran alguno.
Los perros ingresan a espacios «detrás de varios muros de concreto»
Últimamente, como ocurrió en Turquía, los perros trabajan equipados con una cámara y un potente transmisor, para que sus encargados puedan ver en tiempo real lo que distinguen entre las ruinas.
«Fue un desafío desarrollar esta tecnología», porque los canes «ingresan a áreas detrás de varios muros de concreto», le explicó al portal israelí NoCamels el teniente coronel Shlomo HaCohen, del Comando del Frente Doméstico de las FDI, responsable de las misiones internacionales de rescate.
Ahora, añadió, «aunque el perro no ladre, se puede ver lo que ve y entender lo que ha pasado» en ese lugar tras la caída del edificio.
Durante la entrevista, HaCohen destacó otros elementos que ayudaron a los socorristas israelíes a rescatar diecinueve personas de entre los escombros en el sur de Turquía.
Por ejemplo, los soldados y especialistas del Comando del Frente Doméstico utilizaron drones con cámaras termográficas que permitieron ubicar el lugar exacto donde se encontraba atrapada una niña de siete años, y sacarla de entre los restos del edificio donde vivía.
«Cada persona que rescatamos es un éxito, pero siempre nos preguntamos por qué no salvamos más»
También utilizaron cámaras flexibles de fibra óptica lo suficientemente angostas para entrar en pequeños agujeros en los escombros y buscar sobrevivientes en espacios inaccesibles tanto para los soldados como para los perros.
En varias ocasiones, apuntó el reporte, usaron sensores con tecnología sísmica y acústica «para detectar movimiento y ruidos dentro de los sitios destruidos».
«Si una persona atrapada pudiera moverse o hacer ruido, el sistema podría identificarla», describió NoCamels, que destacó además que estos equipos de las FDI «emplean a algunos de los mejores ingenieros, químicos y físicos electrónicos y electro-ópticos del mundo».
«Cada persona que rescatamos es un éxito, pero siempre nos preguntamos por qué no salvamos más», dijo por su parte HaCohen.
Se trata, completó, del sentimiento con el que dejan los lugares adonde son convocados: «por un lado, un gran orgullo, pero por el otro, preguntándonos qué más pudimos haber hecho y no hicimos».