El crucero alemán Admiral Graf Spee, hundido en la batalla del Río de la Plata en diciembre de 1939, sigue creando problemas, ahora alrededor de su distintiva águila nazi: el gobierno uruguayo quería fundirla y convertirla en una escultura pacifista, pero debió desistir a causa de una intensa polémica.
La inquietante águila de bronce con las alas desplegadas y una esvástica entre sus garras, de 2,8 metros de largo por 2 de alto y 350 kilos de peso, había sido extraída de las profundidades del río que divide a Uruguay y la Argentina en el 2006 por una empresa privada dedicada a este tipo de rescates.
A mediados de este mes de junio, después de varios años de tironeos sobre lo que debía ser el destino final del simbólico adorno nazi del Graf Spee, el actual presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, anunció que había encontrado una buena solución.
El escultor Pablo Atchugarry iba a ser el encargado de fundir el águila y convertirla en una paloma de la paz, dijo en ese momento el presidente de la nación sudamericana.
La idea era que el símbolo del sangriento régimen alemán que instaló el Holocausto y provocó la muerte de millones de personas durante la Segunda Guerra Mundial «sufra una transformación virtuosa en un símbolo de paz y unión como es una paloma», explicó el mandatario.
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After years of legal battles with the salvage team, Uruguay announced that it will melt down the 660lb Nazi bronze eagle recovered from the wreck of the Graf Spee and recast it as a peace dove. A proposed sale was rejected to prevent the eagle from being bought by Nazi fanatics. pic.twitter.com/pGpOORnhtu
— U.S. Naval Institute (@NavalInstitute) June 17, 2023
Si bien la propuesta fue recibida en un primer momento de manera tibiamente positiva, en pocos días el debate se puso áspero en Uruguay, en la vecina Argentina y alrededor del mundo.
¿Un desatino histórico? ¿Llevarla a Jerusalén?
«Esto es un desatino antihistórico, por no decir un disparate -disparó, por ejemplo, el conocido comunicador y profesor uruguayo Diego Delgrossi-. Es una pieza histórica única en su género, representa lo que representa y así debe ser conservada».
«¿Se imaginan a Auschwitz convertido en campo nudista? ¿A las gárgolas de Notre Dame en personajes de Walt Disney?», intervino el ex parlamentario uruguayo Aníbal Gloodtdofsky, del Partido Colorado, rival del Partido Blanco de Lacalle Pou.
Para Gloodtdofsky, el águila nazi del Graf Spee «es patrimonio de la tragedia humana, sin punto medio: se le preserva para las futuras generaciones o se destruye».
Por su lado, un polémico dirigente argentino de derecha, Carlos Maslatón, hijo de inmigrantes judíos, compartió en Twitter un interesante mensaje para sus decenas de miles de seguidores.
«El águila del Graf Spee no debe adulterarse ni destruirse. Al contrario, debe llevarse a Jerusalem, Capital de Israel que es el país de los judíos y exhibirse en monumento especial con la frase: ‘Nazis fracasados les salió mal el operativo. El sionismo ha triunfado. Revienten'», escribió.
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El águila del Graf Spee no debe adulterarse ni destruirse. Al contrario, debe llevarse a Jerusalem, Capital de Israel que es el país de los judíos y exhibirse en monumento especial con la frase: "Nazis fracasados les salió mal el operativo. El sionismo ha triunfado. Revienten". pic.twitter.com/Xl1IvxaEPv
— Carlos Maslatón (@CarlosMaslaton) June 18, 2023
Finalmente, el domingo último, Lacalle reconoció que «hay una abrumadora mayoría que no comparte» la decisión de convertir el águila nazi en una paloma y afirmó que, «si uno quiere generar paz, lo primero que tiene que hacer es generar unión».
Un posible destino de museo
«Claramente, esto no lo ha generado», apuntó el mandatario, quien, de todas maneras, lamentó el fracaso de lo que consideró «una buena idea».
Lacalle, apuntó la agencia estatal argentina de noticias Télam, «dijo que ya le comunicó su decisión al escultor uruguayo Pablo Atchugarry, que había sido encargado del proyecto».
El presidente no dijo qué pasará ahora con el símbolo nazi. El destino del águila -cuya propiedad fue objeto de una larga batalla legal, incluyendo el reclamo de pago de costos por parte de los rescatistas- fue motivo de controversia desde que salió del fondo del río.
Cuando se exhibió brevemente hace algunos años, el gobierno de Alemania se quejó y pidió al estado uruguayo que no exhibiera «parafernalia nazi». En medio de la nueva polémica, se escucharon algunas voces favorables a mostrarlo, pero en el marco de un museo educativo.