Los servicios de inteligencia de Israel y de Marruecos –el país árabe africano que reanudó los lazos diplomáticos con Jerusalén en el 2020- venían manteniendo contactos desde hace décadas, incluyendo una gran ayuda de Rabat para ganar la Guerra de los Seis Días
Así lo señalan reportes periodísticos de los últimos años que fueron desempolvados por la prensa israelí, para recordar que los nexos entre ambos países nunca fueron tan fríos como puede mostrar, por ejemplo, la participación de militares marroquíes en la Guerra de Iom Kipur, en 1973, del lado de Egipto y Siria.
La primera vez que se habló públicamente de la asistencia marroquí a los militares israelíes en la década del ’60 fue en el 2016, cuando el mayor general retirado Shlomo Gazit, quien había sido jefe de los servicios de inteligencia de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), brindó detalles sobre una historia que se desarrolló en Casablanca en 1965.
En aquella oportunidad, los comentarios de Gazit -quien falleció en octubre del 2020- fueron recogidos por el analista israelí Ronen Bergman, quien también entrevistó para aquel reporte a Rafi Eitan, uno de los más célebres jefes del Mossad, el servicio de inteligencia externo israelí.
A partir de las declaraciones de Gazit y Eitan, el analista reveló que el entonces rey de Marruecos, Hassan II, ofreció a los servicios secretos israelíes escuchar secretamente las reuniones de la Liga Árabe en setiembre de 1965.
Los líderes de la Liga Árabe se habían encontrado en un lujoso hotel de Casablanca para discutir un tema en especial: qué tan preparados estaban para lanzar una guerra contra Israel.
Al parecer, Hassan tenía sus propias razones para desconfiar de sus invitados. En cambio, sí apreciaba a los espías israelíes, y los invitó a poner sus oídos clandestinos en las reuniones de la Liga Árabe, durante la cual el entonces rey de Jordania, Hussein, y el presidente de Egipto, Gamal Abdel Nasser, discutieron acaloradamente sobre los planes militares.
En la entrevista, Eitan relató que, al fin y al cabo, Hassan no permitió a los espías israelíes -un equipo formado por agentes del Mossad y del Shin Bet- instalarse en el hotel para llevar a cabo las escuchas, ante el temor de ser descubierto por los otros líderes árabes.
De todas maneras, los israelíes no se fueron con las manos vacías de Casablanca, ya que Hassan les compartió el audio de todas las reuniones, grabadas en secreto por los servicios de inteligencia marroquíes.
«Inmediatamente después del final de la conferencia» de los líderes árabes, los marroquíes «nos dieron toda la información necesaria y no nos negaron nada», le dijo Eitan a Bergman.
Las grabaciones, aseguró Gazit en la entrevista, «fueron verdaderamente un logro de inteligencia extraordinario» que, por un lado «nos mostraron que los países árabes se dirigían hacia un conflicto para el que debemos prepararnos».
Y, por el otro, también revelaron que las declaraciones públicas de las naciones que participaron de la reunión de la Liga no coincidían con una «real unidad» entre los países que se preparaban para la guerra contra Israel, añadió Gazit.
La ayuda del rey marroquí permitió a los israelíes darse cuenta de que no estaban bien preparados para enfrentar a las tropas conjuntas de sus vecinos, lo que llevó a un importante refuerzo de las FDI y el lanzamiento de las acciones que llevaron a la victoria en la Guerra de los Seis Días.
Según afirmó la prensa israelí en los días de reacercamiento a Marruecos, Israel «le debe esa victoria» al entonces rey del país africano.