Si las versiones que están circulando en los últimos días se cumplen, el Medio Oriente se encuentra en el umbral de un cambio histórico: Azerbaiyán y Siria estarían interesados en sumarse al proceso de los Acuerdos de Abraham y estrechar relaciones con Israel.
Lo de Azerbaiyán no es una sorpresa, ya que el país del Cáucaso, ubicado en el cruce entre Asia Occidental y Europa Oriental, y cuya población es mayoritariamente musulmana, viene desarrollando desde hace varios años sus lazos con el gobierno de Jerusalén.
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En cambio, la intención de Siria, ahora gobernada por el régimen islamista que en diciembre último derrocó la dictadura de Bashar al-Assad, es una sorpresa y podría tener resultados históricos.
Citando un reporte de Bloomberg, el portal The Media Line dijo que, durante una reunión en Damasco con el congresista estadounidense Cory Mills, el presidente sirio, Ahmed al-Sharaa, se declaró dispuesto a unirse a los acuerdos «si se cumplen las condiciones adecuadas».
Mills, un republicano de Florida que forma parte de los comités de Asuntos Exteriores y Servicios Armados del Congreso estadounidense, mantuvo una conversación de 90 minutos con al-Sharaa.
«Los dos discutieron una posible normalización de los lazos entre Siria e Israel, el levantamiento de las sanciones estadounidenses y europeas, y la presencia continua de combatientes extranjeros en el país», apuntó el informe.
El legislador norteamericano le dijo a Bloomberg que entregará una carta de al-Sharaa al presidente Donald Trump. «Soy cautelosamente optimista y busco mantener un diálogo abierto», concluyó Mills.
Un pasado preocupante
Al-Sharaa, también conocido por su nombre de guerra, Abu Mohammad al-Julani, formó parte del grupo terrorista al-Qaeda en Irak antes de volver a Siria, la tierra de su familia, para combatir al gobierno alawita del clan al-Assad.
Desde que asumió como presidente de facto, sin embargo, al-Sharaa se está esforzando por presentar una imagen pulcra y no violenta frente a las potencias globales. Al parecer, también quiere lograr un acercamiento a Israel, país con el que Siria peleó varias guerras.

En cuanto a Azerbaiyán, la prensa israelí afirma que el primer ministro, Benjamin Netanyahu, está preparando una visita oficial a Bakú para «los próximos días».
La importancia de Azerbaiyán es indudable para la diplomacia de Jerusalén: es un país rico en recursos naturales, tiene mayoría musulmana y es limítrofe con Irán, el enemigo número uno de Israel.
Entre los años 2016 y 2021, casi el 69 por ciento de las importaciones de armas de Azerbaiyán procedieron de Israel, «un hecho subrayado por los casi 100 vuelos de armas israelíes que aterrizaron en Bakú durante ese período», aseguró el portal The New Arab.
Además, añadió el medio árabe, «Azerbaiyán desempeña un papel fundamental en la estrategia más amplia de Israel» de «rodear a Teherán mediante la profundización de los lazos con sus estados vecinos».
«Las autoridades iraníes acusaron en repetidas ocasiones a su vecino del norte de servir como base avanzada para las operaciones israelíes de reconocimiento y sabotaje contra Teherán», apuntó el informe.
Una historia sellada en el 2020
Teniendo en cuenta también que el país del Cáucaso es un importante proveedor energético para Israel y que empresas de Bakú se están acercando al negocio del gas natural en el Mediterráneo, Azerbaiyán es considerado un candidato natural para sumarse al tratado diplomático.
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Los Acuerdos de Abraham se firmaron en setiembre del 2020 en la Casa Blanca bajo los auspicios del entonces presidente, Donald Trump. Con el regreso del empresario al poder en Washington, las puertas a nuevos socios se abrieron una vez más.
Por ahora, de la iniciativa de normalización de relaciones con Israel participan los Emiratos Árabes Unidos, Bahrein y Marruecos, además de Sudán, aunque el proceso avanza de manera despareja en la nación africana a causa de divisiones internas.