Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) confirmaron este martes que en las últimas 48 horas atacaron cerca de 350 blancos en Siria, para prevenir que las armas en los arsenales del caído régimen de Bashar al-Assad terminen en manos de los rebeldes islamistas.
A través de un comunicado, las FDI informaron que los aviones de la Fuerza Aérea cumplieron «cientos de horas sobre el espacio aéreo sirio», llevando a cabo los ataques contra los depósitos de armas y equipos.
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Los bombarderos alcanzaron «una amplia gama de objetivos», como baterías antiaéreas, aeropuertos de la Fuerza Aérea Siria «y docenas de sitios de producción de armas en Damasco, Homs, Tartus, Latakia y Palmira».
Durante las operaciones «se neutralizaron» armas estratégicas, «incluyendo misiles Scud, misiles de crucero, misiles tierra-mar, tierra-aire y tierra-superficie». También «drones, aviones y helicópteros de ataque, radares, tanques y hangares», indicó el informe.
Los blancos de la Armada
Por su parte, la Armada se enfocó en la noche del lunes en dos instalaciones de la marina de guerra siria. Los buques misileros israelíes atacaron simultáneamente dos bases: el puerto de Al-Bayda y el puerto de Latakia, donde estaban atracadas quince naves de guerra sirias.
Los objetivos del ataque naval, señaló el comunicado de las FDI, incluyeron «decenas de misiles mar-mar con alcances de 80 a 190 kilómetros».
Cada misil, precisaron, llevaba «importantes cargas explosivas, lo que representaba una amenaza para los buques marítimos civiles y militares de la zona».
Antes de conocerse este reporte, las versiones de prensa señalaban que Israel había golpeado unos trescientos blancos en Siria con el objetivo de destruir los arsenales de armas convencionales y químicas de Assad.
Otras versiones hablaron de nuevos avances de tropas terrestres de las FDI en Siria, pero fuentes gubernamentales desde Jerusalén negaron enfáticamente esa posibilidad.
Tras la caída de Assad, soldados y blindados israelíes entraron a una porción del territorio sirio y formaron un colchón de amortiguamiento al otro lado de la frontera, para eventualmente contener cualquier avance de las fuerzas jihadistas que tumbaron al régimen de Assad.
Un detalle inquietante del colapso de la dictadura de Damasco es que el líder de la coalición rebelde, Abu Mohammed al-Golani, es un ex dirigente de al-Qaeda y eligió su apodo en referencia a las Alturas del Golan, donde residía su familia hasta la Guerra de Iom Kipur, en 1973.
Netanyahu: «aprobé el bombardeo»
En declaraciones desde la Kirya, el cuartel de las FDI en Tel Aviv, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, aseguró este martes que no existe «intención de interferir en los asuntos internos de Siria».
«Sin embargo -remarcó-, tenemos la intención de hacer lo que sea necesario para nuestra seguridad». Por eso, añadió, «aprobé el bombardeo» de las «capacidades militares estratégicas dejadas por el ejército sirio para que no caigan en manos de los jihadistas».
Netanyahu dijo que se trató de una operación «similar a lo que hizo la Fuerza Aérea Británica cuando bombardeó la flota del régimen de Vichy, que cooperaba con los nazis, para que no cayera en manos» de los fascistas alemanes.
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De hecho, «queremos tener relaciones con el nuevo régimen» en Damasco, «pero si permite que Irán se restablezca en Siria, o permite la transferencia de armas iraníes, o de cualquier tipo, a Hezbollah, o nos ataca, responderemos con fuerza y exigiremos un alto precio», señaló.
Para completar su mensaje, Netanyahu dejó una advertencia: «lo que le pasó al régimen anterior también le pasará a este», aseguró el primer ministro israelí.