Si Kamala Harris gana las elecciones de noviembre y se convierte en presidenta, su eventual gobierno seguirá vendiendo armas a Israel, no solamente para apoyar al estado judío sino por los beneficios económicos que este flujo de tecnología y equipos representa para Estados Unidos.
Así lo señaló un experto en temas de Medio Oriente, el autor y analista Dov Waxman, profesor de Estudios de Israel en la Universidad de California, Los Angeles (UCLA).
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«No creo que (Harris) esté de acuerdo con quienes piden un embargo de armas a Israel», dijo Waxman, en referencia a los grupos más a la izquierda en el partido demócrata, en general de tendencia pro-palestina.
«Por un lado como vicepresidenta y antes de eso como senadora, Kamala Harris siempre apoyó la ayuda militar estadounidense a Israel», agregó el profesor, quien recordó que esa postura «es típica de la mayoría de los miembros demócratas, así como de la mayoría de los republicanos».
Hablando con el portal The Conversation, Waxman dijo que quienes apoyan una suspensión de la venta de armamentos a Israel «ignoran el hecho de que Estados Unidos tiene sus propias razones económicas y estratégicas para proporcionar esa ayuda militar».
Las razones de Estados Unidos
«Se trata de un interés nacional estadounidense, no simplemente de un favor a Israel, y es por eso que existe un amplio apoyo bipartidista para continuar con esa ayuda militar», subrayó.
En particular, siguió Waxman, cuando Washington brinda asistencia militar a Jerusalén, «el gobierno israelí no se está metiendo ese dinero en el bolsillo».
«La gran mayoría del dinero que Estados Unidos asigna a Israel cada año» en sus paquetes de asistencia militar «debe gastarse en armas estadounidenses», remarcó. Ese sistema, precisó, «es válido, en general, para la ayuda militar estadounidense a otros países, como Ucrania».
El experto recordó que «las armas estadounidenses que compra Israel se producen en fábricas de todo Estados Unidos, por lo que muchos legisladores» en Washington «tienen interés en mantener esa ayuda».
Ese dinero «termina fluyendo hacia sus propios estados y generando empleos locales», lo que a su vez se traduce en votos para la reelección para el Congreso.
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Por otro lado, señaló el autor durante la entrevista, «un Israel militarmente fuerte ayuda a Estados Unidos a contrarrestar a sus enemigos comunes».
Israel no solamente «tiene el ejército más poderoso de la región, sino que también es la única democracia que existe desde hace mucho tiempo, aunque, en mi opinión, es una democracia con graves defectos».
Un socio confiable
En todo caso, y desde la perspectiva de Washington, «Israel puede ayudar a Estados Unidos a lograr sus objetivos estratégicos en la región sin que el ejército norteamericano tenga que poner tropas sobre el terreno».
Israel, completó el experto, es percibido como un socio «más confiable y menos problemático que otros aliados importantes de Estados Unidos en la región, como Egipto, Arabia Saudita y Turquía».