Las autoridades de Israel anunciaron esta noche que son ya alrededor de 300 los muertos a manos de los infiltrados del grupo fundamentalista islámico Hamas en el sur del país y más de 1.500 los heridos, en cifras que aumentan con el paso de las horas.
Todavía no hay un número exacto de personas secuestradas por los terroristas, aunque se estima que pueden ser decenas, muchos de ellos civiles, incluyendo chicos y chicas jóvenes que participaban de una fiesta rave al aire libre en el Negev.
Mientras se acelera la preparación de los soldados y reservistas, el ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, ordenó que se extienda la «situación especial» en la retaguardia hasta un alcance de 80 kilómetros desde la Franja de Gaza a todo el país.
En medio de las expresiones de solidaridad que están llegando desde todo el mundo, la Casa Blanca emitió un comunicado en el que el presidente Joe Biden se declaró «desconsolado por las vidas que han sido trágicamente truncadas».
«Esperamos una pronta recuperación para todos los que resultaron heridos», agregó el mandatario norteamericano, quien reiteró que, en Estados Unidos, «estamos dispuestos a ofrecer todos los medios apropiados de apoyo al gobierno y al pueblo de Israel».
¿Una advertencia a Irán?
Biden enfatizó que «el terrorismo nunca está justificado» y subrayó que Israel «tiene derecho a defenderse a sí mismo y a su pueblo».
Además, el presidente aprovechó para lanzar una velada advertencia a Hezbollah, en el Líbano, y al gobierno de Irán.
«Estados Unidos advierte contra cualquier otra parte hostil a Israel que busque ventajas en esta situación», apuntó.
«El apoyo de mi gobierno a la seguridad de Israel es sólido e inquebrantable», reiteró Biden.
Volviendo al territorio nacional, el ministro Gallant dijo que la operación lanzada por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), bautizada Espada de Hierro, servirá para «cambiar la cara de la realidad en Gaza para los años venideros».
«Lo que fue no es lo que será» en el enclave palestino entre el sur de Israel, Egipto y el Mar Mediterráneo, advirtió.
«Limpiar de infiltrados» las comunidades del sur
En su primera declaración tras el ataque de los fundamentalistas islámicos, el primer ministro Benjamín Netanyahu apuntó que Israel está «en guerra, no en una operación ni en rondas» de enfrentamientos como ocurren periódicamente con Hamas, «sino en guerra».
Después de convocar de urgencia a los jefes de las fuerzas de seguridad Netanyahu ordenó «limpiar las comunidades en las que se habían infiltrado terroristas», y al mismo tiempo «una amplia movilización de reservas».
El objetivo, adelantó: «que devolvamos el fuego de una magnitud que el enemigo no conoció», para que «pague un precio sin precedentes».