Todos en Israel, y en gran parte del mundo, contuvieron el aliento durante la jornada del viernes mientras se llevaba a cabo la primera liberación de rehenes secuestrados por el grupo Hamas durante el ataque terrorista del 7 de octubre en el sur del país.
Después de semanas de negociaciones internacionales y de la presión de la campaña militar de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) sobre Hamas en el enclave palestino, trece de las personas secuestradas -mujeres y niños- fueron entregadas por sus captores.
Imágenes y videos -tomadas casi todas por medios árabes que permitieron a los terroristas lucirse como «liberadores» y «humanitarios» a pesar de todavía tener decenas de secuestrados en sus túneles y cárceles improvisadas- mostraron los rostros angustiados y ansiosos de las rehenes desde Gaza.
Allí fueron traspasadas a representantes de la Cruz Roja Internacional con destino de regreso a Israel, en un proceso que duró algunas horas, durante las cuales las televisoras transmitieron en directo detalles de la operación.
«Las partes en conflicto acordaron los detalles de la operación, entre otros, quiénes serían liberados y en qué momento», señaló la CICR, que aseguró no haber participado en las negociaciones y que su función «es ayudar a facilitar el acuerdo en carácter de intermediario neutral».
«Que se libere a todos los rehenes»
«El profundo dolor que sienten los familiares separados de sus seres queridos es indescriptible» y «nos alivia saber que algunos de ellos se reunirán tras una larga agonía», afirmó Fabrizio Carboni, el director regional de la CICR para Medio Oriente.
«Nuestro deseo más profundo -agregó- es que se libere a todos los rehenes y que se proteja a la población civil de todo el dolor y el sufrimiento que acarrea el conflicto armado».
Este sábado, las rehenes secuestradas por Hamas ya están de regreso en Israel, pasaron por exámenes médicos y se reunieron con sus familias.
También fueron liberados once trabajadores extranjeros que se encontraban en la zona de las comunidades fronterizas atacadas por Hamas el 7 de octubre y se transformaron en rehenes: diez tailandeses y un filipino.
Los cuatro menores que fueron devueltos por el grupo terrorista Hamas -las hermanas Raz y Aviv Katz-Asher, de 4 y 2 años, Emilia Aloni, de 5, y el niño Ohad Mundar, de 9- fueron atendidos en el hospital pediátrico Schneider, en Petaj Tikva, en los alrededores de Tel Aviv.
Rehenes «débiles y agotadas»
Hasta allí llegaron también sus madres, Doron Katz-Asher, de 34 años, Danielle Aloni, de 44, y Keren Mundar, de 54, junto a Ruth Mundar, de 78 años, abuela de Ohad.
«El estado de los cuatro niños y las cuatro mujeres que regresaron a Israel anoche es bueno», dijeron voceros del hospital en el reporte sobre las rehenes.
«Se encuentran junto con sus familiares en un complejo exclusivo y separado, rodeados de equipos médicos y psicosociales», precisaron.
El resto de las secuestradas que volvieron a casa, cinco mujeres mayores, fueron llevadas al hospital Wolfson en Holon, también cerca de Tel Aviv, donde todas ellas se reunieron con sus familias.
Según informaron este sábado portavoces del Wolfson, las cinco mujeres se encuentran «estables», aunque «débiles y agotadas» después de cuarenta y nueve días en cautiverio en Gaza.
«Cada una está siendo tratada según su condición en base a los primeros exámenes realizados» el viernes, añadió el reporte en referencia a Adina Moshe, de 72 años, Hanna Katzir, de 77, Margalit Mozes, de 78, Yaffa Adar, de 85, y Channa Peri, de 79 años.
Un proceso que sigue
La llegada de regreso a casa de las rehenes y el pequeño Ohad se llevó a cabo en el marco de un acuerdo para un cese del fuego de cuatro días (que podría extenderse a seis) solicitado por Hamas, que logró también la aprobación de la liberación de medio centenar de presos palestinos.
En total, se espera que el entendimiento lleve a la devolución de cincuenta secuestrados y la salida de 150 presos palestinos alojados en cárceles israelíes por haber cometido actos terroristas.
Según reportó la prensa internacional, el grupo de extranjeros liberados incluyó a una mujer y nueve varones de Tailandia. El ciudadano filipino, identificado como Jimmy Pacheco, de 33 años, cuidaba a un anciano en el kibutz Nir Oz, Amitai Ben Zvi, de 80 años, asesinado en el ataque.