El lazo entre Estados Unidos e Israel, tanto político como económico y militar, es tan sólido que, a pesar de altas, bajas, disputas y reconciliaciones, las relaciones bilaterales están seguras más allá del presidente de turno
Es por ello que, mientras se espera la definición de las elecciones presidenciales 2020, es oportuno repasar algunos de esos altibajos, en particular desde las propias declaraciones de los mandatarios norteamericanos.
Por ejemplo, no es ningún secreto que Barack Obama, el presidente de Estados Unidos entre el 2009 y el 2017, mantuvo una ríspida relación con el gobierno del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu.
Como parte de su visión geopolítica global, Obama reclamó regularmente a las autoridades israelíes un congelamiento en la construcción de asentamientos judíos en los territorios disputados con los palestinos, que muchos consideran como Judea y Samaria, tierras ancestrales hebreas.
Obama fue también muy criticado por Netanyahu y el gobierno israelí por su manejo de la confrontación con Irán a causa de las aspiraciones nucleares de las autoridades de Teherán.
El presidente 44 de Estados Unidos incluso firmó en el 2015 un controvertido acuerdo que dejó en manos del propio Irán el proceso de reducción de sus reservas de uranio enriquecido, a cambio de un aligeramiento en las sanciones contra el país.
A pesar de esas y otras importantes rispideces, Obama afirmó, en setiembre del 2016, durante una reunión con Netanyahu en Nueva York, que «el vínculo entre Israel y Estados Unidos es inquebrantable».
Otro controvertido presidente norteamericano fue Richard Nixon, inquilino de la Casa Blanca entre 1969 y 1974 y de quien trascendieron grabaciones en las que hacía comentarios claramente antisemitas.
Sin embargo, Nixon apoyó decididamente a Israel durante la Guerra de Iom Kipur, de 1973, cuando los poderosos ejércitos de Siria y Egipto lanzaron un ataque sorpresa contra el país en el día más sagrado del judaísmo.
En efecto, en los primeros días de la guerra, cuando la situación militar era de enorme preocupación para el gobierno de Jerusalén, Nixon ordenó la Operación Nickel Grass, un puente aéreo que reabasteció a las fuerzas armadas israelíes y que ayudó a volcar el resultado del conflicto contra Egipto y Siria.
Por supuesto que detrás del gesto de Nixon aparecía la férrea voluntad de la Casa Blanca de contrarrestar el vital apoyo militar que la entonces Unión Soviética prestó a los gobiernos de Damasco y El Cairo.
De todas maneras, el puente aéreo realizó 567 misiones desde Estados Unidos a Israel, cargando 22.000 toneladas de provisiones, desde proyectiles a tanques, mientras que otras 90.000 toneladas de material bélico fueron entregadas por mar.
Harry Truman, por su lado, también tuvo en consideración los intereses nacionales de su país y buscó la forma de evitar una confrontación con los árabes y un entredicho con los británicos que estaban dejando el control de la entonces Palestina.
Al fin y al cabo, y a pesar de ciertas reservas, Truman, quien estuvo en la Casa Blanca entre 1945 y 1953, apoyó abiertamente la creación del estado de Israel, en 1948.
En declaraciones de 1952, Truman dijo: «Creo que (Israel) tiene un futuro glorioso ante sí, no solo como otra nación soberana, sino como una encarnación de los grandes ideales de nuestra civilización».
Durante el mandato de John Kennedy (entre enero de 1961 y su asesinato, en noviembre de 1963), Estados Unidos accedió a venderle a Israel misiles tierra-aire Hawk, un elemento importante para mantener la ventaja militar frente a los países vecinos.
«Dejemos claro que nunca daremos la espalda a nuestros firmes amigos de Israel, cuya adhesión a la vía democrática debe ser admirada por todos los amigos de la libertad», dijo en 1959 el entonces futuro presidente.
Otras recordadas frases de mandatarios norteamericanos sobre las relaciones con Israel:
* «Un Israel fuerte es esencial para una paz estable en Medio Oriente. Nuestro compromiso con Israel cumplirá la prueba de la firmeza, la justicia y la determinación estadounidenses«, dijo Gerald Ford (1974-1977).
* «Israel y Estados Unidos pueden estar a miles de kilómetros de distancia, pero somos vecinos filosóficos que comparten un fuerte compromiso con la democracia y el estado de derecho. Lo que tenemos en común son los lazos de confianza y amistad, cualidades que, a nuestros ojos, hacen de Israel una gran nación», afirmó Ronald Reagan (1981-1989).
* «Nuestras dos naciones enfrentaron grandes desafíos cuando fueron fundadas, y nuestras dos naciones se han basado en los mismos principios para ayudarnos a tener éxito. Hemos construido democracias fuertes para proteger las libertades que nos dio Dios Todopoderoso«, dijo George W. Bush (2001-2009).
* «La democracia de Israel es la base sobre la que se asienta nuestra relación. Es un ejemplo brillante para las personas de todo el mundo que están en la primera línea de la lucha por la democracia en sus propias tierras«, declaró Bill Clinton (1992-2000).
* «En mi primer viaje al extranjero como presidente, visité la Tierra Santa. Me conmovió profundamente y me asombró lo que este pequeño país había logrado frente a obstáculos abrumadores y amenazas interminables. El estado de Israel comprende solo una minúscula cantidad de tierra en el Medio Oriente y, sin embargo, se ha convertido en un próspero centro de democracia, innovación, cultura y comercio«, aseguró Donald Trump, quien llegó a la Casa Blanca en el 2017.