La eliminación de Ismael Haniyeh mientras se encontraba en Teherán abrió una cuenta regresiva hacia la represalia de Irán contra Israel, que no reconoció la autoría de la explosión que terminó con la vida del líder político de Hamas.
En todo caso, el gobierno de Jerusalén está enfrentando un dilema: ¿un ataque preventivo contra Teherán o autocontrol para no rendirse ante las provocaciones iraníes?
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Haniyeh murió el 31 de julio último en Teherán, adonde había llegado para la ceremonia de asunción del nuevo presidente iraní, Masoud Pezeshkian. Todavía no se aclaró quien llevó a cabo el operativo ni si se cumplió con una bomba o con un misil.
De todas maneras, al haber sido alcanzado mientras se encontraba en la capital persa como invitado oficial, su muerte activó el deseo de venganza del régimen de los ayatollah.
La cuenta regresiva se puso en marcha y en Israel todo el sistema de defensa está en alerta al igual que los hospitales y las organizaciones de protección a los civiles.
También se reencendió el debate: ¿cómo debe actuar Israel frente a los iraníes? ¿Esperar pacientemente una nueva lluvia de misiles como la de mediados de abril? ¿Algún otro tipo de ataque? ¿O pasar a la ofensiva?
Muestras de debilidad
Aquí les compartimos la mirada de algunos importantes analistas.
Efraim Inbar, del Instituto Jerusalén de Estrategia y Seguridad, un centro de estudios conservador, dijo que «los temores, las advertencias y los numerosos llamamientos a la moderación son comprensibles, sobre todo para el público occidental, pero no son muy útiles».
En primer lugar, afirmó Inbar, «esos pronunciamientos expresan una genuina renuencia a recurrir a la fuerza«, pero «la mayoría de la gente en el Medio Oriente los considera una muestra de debilidad, un rasgo despreciado» en la región.
«A diferencia de las actitudes occidentales que consideran el uso de la fuerza como algo incivilizado y anacrónico, los habitantes de Medio Oriente lo consideran una opción legítima en la caja de herramientas» del juego político internacional, escribió el analista.
En ese sentido, Inbar criticó la política de «contención» que mantuvo el gobierno de Jerusalén frente a grupos islamistas violentos como Hamas en Gaza y Hezbollah en el sur del Líbano.
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Israel, dijo, «absorbió» durante años los cohetes lanzados contra su territorio sin llevar adelante una acción decisiva contra Hamas o Hezbollah, permitiendo el crecimiento y consolidación de esos grupos.
La guerra contra Hezbollah, estimó, «es inevitable». Israel, agregó, «quizá tenga que esperar a que se den circunstancias más propicias, pero éstas llegarán».
Para Inbar, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) tienen que estar «dispuestas a escalar» la situación y «asumir costos adicionales», ya que eso «indica determinación para alcanzar los objetivos necesarios» en un «vecindario duro» que, muchas veces, solamente entiende la violencia.
Por su parte, Sarit Zehavi, del Centro de Investigación y Educación Alma, subrayó que la situación entre Israel e Irán se fue intensificando en los últimos meses y que es «crucial enmarcar la narrativa con precisión y comprender el panorama real».
Una narrativa simplista
Zehavi, una teniente coronel retirada de las FDI, también relativizó la mirada occidental según las cual «podemos evitar una guerra a gran escala si gestionamos nuestras respuestas con cuidado». Es decir, si Israel actúa con moderación.
«Sin embargo, esa narrativa simplifica demasiado la situación y nos lleva a un error -alertó-. Irán afirma una y otra vez que no quiere una guerra ni una escalada, pero esto simplemente sirve como cortina de humo para ocultar sus hostilidades en curso contra Israel».
«Seamos claros -continuó la experta-: Irán no quiere que Israel contraataque de manera significativa» y prefiere «un escenario en el que su agresión quede sin respuesta, con la esperanza de evitar cualquier represalia significativa» de las FDI.
En su análisis, Zehavi aseveró que ese «es el núcleo de la situación actual y es esencial disipar la idea absurda de que Irán busca la paz».
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«Aunque en Israel deseamos la paz, la realidad es que es poco probable que nuestros enemigos se desarmen en un futuro cercano», dijo la ex militar.
«Esperamos que Irán responda, posiblemente desde múltiples frentes, incluido el Líbano», añadió. Y completó: «mientras abordamos esta situación, es fundamental mantener claras nuestras evaluaciones y prepararnos para diversos escenarios».
Toda una región en suspenso
Finalmente, el reporte del periódico Gzero Media, dirigido por el analista Ian Bremmer, del Eurasia Group, señaló esta semana que «Teherán se siente obligado a tomar represalias (por el asesinado de Haniyeh), pero también quiere responder de un modo que no desencadene una guerra más amplia».
Gregory Brew, un analista del Eurasia Group, escribió que Irán necesita tiempo para prepararse «para lo que seguramente será una operación complicada», y que «es probable que haya debates en curso dentro de Teherán sobre cómo responder exactamente a la provocación de Israel».
También es posible que haya entrado en juego la doctrina de la paciencia estratégica, añadió Brew, «con los líderes de Irán tomándose su tiempo para emitir una respuesta, manteniendo a la región en suspenso e intensificando la guerra psicológica antes del ataque».