La operación de los walkie-talkies y los pagers explosivos, que trituró la moral del grupo islamista Hezbollah en setiembre de este año en el Líbano, tomó nueve años de preparación en dos fases e incluyó agentes encubiertos del Mossad y una minúscula bomba en baterías «demasiado grandes».
«Fascinantes» detalles de la operación -según los describió la prensa de Israel- fueron publicados por el Washington Post. El diario de la capital estadounidense llevó a cabo una investigación que reveló el largo alcance de la mano de los servicios de inteligencia israelí.
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Según la reconstrucción de los hechos, todo comenzó en el 2015, cuando los espías empezaron a introducir en el país vecino los walkie-talkies manipulados.
Estas radios móviles bidireccionales «contenían paquetes de baterías de gran tamaño, un explosivo oculto y un sistema de transmisión que daba a Israel acceso completo a las comunicaciones de Hezbollah», señaló el informe.
Durante nueve años, dijeron las fuentes que hablaron con el diario a condición de mantener el anonimato, «los israelíes se contentaron con espiar a Hezbollah mientras se reservaban la opción de convertir los walkie-talkies en bombas» para una eventual «crisis futura».
Luego llegó «una nueva oportunidad y un nuevo y deslumbrante producto», los ya famosos pagers «equipados con un poderoso explosivo», apuntó la investigación de los reporteros Souad Mekhennet y Joby Warrick.
Dinero de Hezbollah que terminó en bolsillos israelíes
«En una ironía que no se aclararía hasta muchos meses después -subrayaron-, Hezbollah terminaría pagando indirectamente a los israelíes por las pequeñas bombas que matarían o herirían a muchos de sus agentes».
Las fuentes consultadas coincidieron en señalar que el Mossad aprovechó el temor de Hezbollah a la vigilancia israelí de sus dispositivos de comunicación, y que el grupo islamista desarrolló un plan supuestamente seguro para importar pagers y walkie-talkies.
En el caso de los buscapersonas, la historia comenzó en el 2022, cuando un «vendedor» le presentó a los encargados de compras de Hezbollah un pager perfecto para sus necesidades de seguridad.
Se trataba del AR924 desarrollado por la empresa Apollo, de Taiwan, «un poco voluminoso pero resistente, construido para sobrevivir a las condiciones del campo de batalla».
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«Contaba con un diseño taiwanés resistente al agua y una batería de gran tamaño que podía funcionar durante meses sin cargarse» y «lo mejor de todo era que no había riesgo de que los servicios de inteligencia israelíes pudieran rastrearlos», señaló el Post.
Los líderes de Hezbollah «quedaron tan impresionados -reveló el diario- que compraron 5.000 unidades y comenzaron a distribuirlos a combatientes de nivel medio y personal de apoyo en febrero».
Sin sospechas
Ninguno de los agentes del grupo islamista a los que se les asignó un buscapersonas «sospechaba que llevaba una bomba israelí ingeniosamente fabricada».
Incluso después de que miles explotaron en el Líbano y en Siria, «pocos apreciaron la característica más siniestra» de los pagers : un sistema de descifrado en dos pasos que garantizaba que la mayoría de los usuarios los sostuvieran con ambas manos» cuando detonaran los explosivos.
Los principales hallazgos de los periodistas del Post, que entrevistaron a funcionarios de seguridad de Israel, Estados Unidos, el Líbano, varios países árabes y algunas «fuentes cercanas» a Hezbollah, se refieren a la segunda y más sofisticada fase de la operación, la de los pagers.
Después del pitch de ventas del 2022, en el 2023 Hezbollah empezó a comprar pagers de Apollo. La presentación la había llevado a cabo un representante marketing «de confianza de Hezbollah que tenía vínculos con Apollo», contó el Post.
Siempre según el diario, ese representante, cuya identidad sigue sin conocerse, actuaba sin saberlo como agente del Mossad.
Mientras no fueran Made in Israel…
Como los líderes del grupo islamista estaban alertas ante una posible infiltración enemiga, los pagers «no podían tener su origen en Israel, Estados Unidos o cualquier otro aliado israelí».
En ese marco, continuó el diario, Hezbollah «empezó a recibir solicitudes para la compra en masa» de pagers Apollo, «una marca y una línea de productos muy reconocidas con distribución mundial y sin vínculos discernibles con intereses israelíes o judíos».
La empresa taiwanesa, dijeron las fuentes, «no tenía conocimiento del plan».
Today’s cover: Thousands of Hezbollah fighters injured in Lebanon when their new pagers all simultaneously explode — causing horrifying wounds to their groins and hands https://t.co/aeuFlrCrnd pic.twitter.com/SS0Rm2Felz
— New York Post (@nypost) September 18, 2024
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Aunque todavía se desconoce su nombre o nacionalidad, se sabe que era «una ex representante de ventas de la empresa taiwanesa en Medio Oriente que había creado su propia empresa y adquirido una licencia para vender una línea de buscapersonas que llevaban la marca Apollo».
«En algún momento del 2023 -reveló el periódico-, le ofreció a Hezbollah un trato por uno de los productos que vendía su empresa: el resistente y fiable AR924».
Pero la misteriosa mujer no sabía que la fabricación de los pagers se había subcontratado ni que los buscapersonas «se ensamblaban físicamente en Israel bajo la supervisión del Mossad», con el agregado de los explosivos.
Una «característica única»
Esos «pagers del Mossad», que pesaban unos ochenta y cinco gramos cada uno, «incluían una característica única: una batería que ocultaba una pequeña cantidad de un poderoso explosivo», según los funcionarios «familiarizados con el complot» que entrevistó el Post.
En una «proeza de ingeniería», los explosivos fueron escondidos en los pagers «con tanto cuidado que era prácticamente indetectable, incluso si se desarmaba el dispositivo», añadieron las fuentes.
Agentes israelíes aseguraron que el grupo islamista llegó a desarmar algunos de los pagers, incluso con rayos X, y fueron incapaces de detectar la manipulación o los explosivos.
También invisible resultó el acceso remoto del Mossad a los dispositivos. «Una señal electrónica» de la inteligencia israelí hacia los pagers «podía provocar la explosión de miles de dispositivos a la vez».
«Pero, para garantizar el máximo daño -descubrieron los periodistas del Post-, la explosión también podía desencadenarse mediante un procedimiento especial de dos pasos necesario para ver mensajes seguros que habían sido encriptados».
El plan fue presentado al primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu. Se examinó cuidadosamente la situación y la posibilidad de una dura represalia de Hezbollah y el recrudecimiento de la guerra, pero finalmente se aprobó.
Pocos días después, la Fuerza Aérea de Israel eliminaría al líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, y las tropas avanzarían para llevar a cabo operaciones «limitadas» en el sur del Líbano.