Un imán de Cisjordania aseguró durante un sermón que los judíos controlan el fútbol y lo usan para «distraer» a los seguidores del Islam de su tarea más importante: «liberar tierras de los musulmanes» como, por ejemplo, Andalucía, en el sur de España.
En un comentario grabado durante una reunión en una mezquita en Silat Al-Harithiya, en Jenín, el «erudito» palestino Yousef Abu Islam incluso invocó los infames «Protocolos de los Sabios de Sión», el libelo fabricado por antisemitas para acusar a los judíos de querer «controlar el mundo».
«Desde sus inicios, cuando escribieron los llamados ‘Protocolos de los Sabios de Sión’, los judíos decían: ‘Debemos involucrar a la gente en los deportes, especialmente en el fútbol, hasta que se aniquilen unos a otros'», dijo Abu Islam.
«Es por eso que se puede ver, en algunos deportes, que personas de la misma nación animan a dos equipos opuestos», continuó el imán, según la traducción preparada por la organización Middle East Media Research Institute (MEMRI).
El imán incluso arremetió contra los musulmanes que festejaron el buen mundial de la selección de Marruecos
Y puso un ejemplo: «En Jordania, cuando hay un juego» entre dos equipos del torneo local de balompié, «los altercados entre los dos equipos son exactamente lo que (los judíos) quieren».
El objetivo de este presunto complot, aseguró, es desarrollar «un medio organizado de entretenimiento de distracción» para que los musulmanes se olviden de unirse a la Jihad y luchar para «liberar» Andalucía, por ejemplo.
«Sin embargo, hermanos, pueden planear y tramar, pero como hijos de la nación islámica, no debemos seguirlos como ellos quieren que lo hagamos», siguió el sermón-comentario del «erudito».
Los judíos, arremetió, «quieren que nuestros hijos se conviertan en una generación de cobardes, a los que no les importa nada más que el fútbol y que no saben cómo trazar una política exterior».
Siempre según Abu Islam, «no quieren que nuestros hijos piensen en cómo liberar, digamos, la tierra de los musulmanes en España, la tierra de Al-Andalus».
Incluso apuntó contra los fieles musulmanes que disfrutaron el buen mundial que el seleccionado de Marruecos cumplió en Qatar 2022, donde el conjunto magrebí terminó en un asombroso cuarto puesto.
Los que llevan adelante este plan mundial, dijo, quieren que los seguidores del Islam «piensen en cómo un equipo deportivo de Marruecos puede vencer a un equipo deportivo del país ocupante, España».
«España está ocupando (Al-Andalus), la tierra de los musulmanes allí, al igual que el estado judío está ocupando la tierra de los musulmanes aquí», terminó el delirante sermón.
A pesar de la furia de su discurso, Abu Islam no se tomó el trabajo de explicar cómo hacen los judíos, que representan apenas el 0,2 por ciento de la población mundial, para tener las riendas de un deporte que siguen cientos de millones de personas en todo el planeta.
Los salarios de los máximos astros del fútbol global son pagados por empresas de árabes musulmanes
Tampoco explicó, por ejemplo, cómo es que los salarios de las cuatro máximas estrellas del fútbol actual son pagados por magnates musulmanes, comenzando por el crack argentino Lionel Messi -reciente campeón del mundo en Qatar-, el brasileño Neymar y el francés Kylian Mbappé.
En efecto, los tres juegan para el Paris Saint-Germain, el club de la capital francesa que es propiedad de Qatar Sports Investments, una compañía de Doha liderada por el empresario musulmán Nasser Al-Khelaifi.
El miembro restante del cuarteto de grandes nombres del fútbol, el portugués Cristiano Ronaldo, acaba de firmar contrato con el club Al-Nassr, de Arabia Saudita.
En cambio, la presencia de millonarios judíos en el primer nivel del fútbol global se redujo de manera impactante en marzo del 2022, tras la invasión de Ucrania por parte de las tropas de Moscú, cuando Roman Abramovich debió vender el Chelsea inglés a causa de las sanciones contra su país natal, Rusia.
Tampoco se puede olvidar que, a pesar del presunto «control» de los judíos sobre el fútbol -según las lucubraciones del «erudito» de Jenín-, los equipos y la selección de Israel no son precisamente exitosos en el terreno mundial.
El combinado nacional apenas tuvo una participación mundialista, en México 1970, y los equipos israelíes se ven obligados a jugar en las ligas internacionales europeas, adonde son habitualmente batidos por los poderosos equipos del viejo continente.
Y, para poder viajar a Qatar -un país que no tiene justamente una buena relación con el estado judío, país con el que ni siquiera cuenta con lazos diplomáticos-, los fanáticos israelíes debieron esperar a una gestión de la FIFA para que se les conceda un permiso temporal especial.
Evidentemente, una forma muy particular de «controlar» el fútbol.