Era considerada una de las más audaces espías en la historia del Mossad, los servicios de inteligencia exteriores de Israel: Yael Man, quien abrió el territorio para una célebre operación en El Líbano en los años ’70, falleció en agosto del 2021 a los 85 años de edad
Man, recordó la emisora Arutz Sheva al dar la noticia, había nacido en Canadá en 1936, emigró a Israel en 1968 «y unos años más tarde, en 1971, fue reclutada para servir en el Mossad».
Allí, pocos años después, Yael se convertiría en el elemento clave de la Operación Primavera de Juventud, considerada una de las principales misiones en la represalia por el ataque palestino que dejó once atletas israelíes muertos en los Juegos Olímpicos de Munich 72.
Las historias de Yael se fueron conociendo de a poco, después de su retiro, a través de libros y artículos periodísticos que se publicaron en las décadas siguientes. En el 2015, por ejemplo, una extensa entrevista con el diario israelí Yedioth Ahronot permitió conocer algunos de sus secretos.
«Con los años aprendí a usar mi mirada ingenua, la usé como una especie de manipulación», confesó la espía a la reportera Amira Lam.
La espía había llegado a Beirut haciéndose pasar por una novelista trabajando en el guion de un documental
En efecto, quienes la conocieron en aquellos años confirmaban que Yael se imponía por su belleza y por -lo que parecía ser- su ingenuidad. Fueron dos de sus armas para allanar el camino para la operación del 10 de abril de 1973.
Aquel día, comandos de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) atacaron una serie de blancos de la Organización de Liberación de Palestina (OLP) -considerada responsable de la masacre de Munich– en las ciudades libanesas de Beirut y Sidón.
Se trataba de Muhammad Youssef Al-Najjar, conocido como Abu Youssef, uno de los principales responsables de las operaciones terroristas de la facción Septiembre Negro de la OLP, y Kamal Nasser, miembro del comité ejecutivo de la organización liderada por Yasser Arafat.
El tercer blanco era Kamal Adwan, oficial de inteligencia de Septiembre Negro y diseñador de acciones contra objetivos israelíes en el país y en el extranjero.
Yael había llegado a Beirut haciéndose pasar por una novelista y guionista de documentales que trabajaba en una historia ambientada en la capital libanesa. Eso le permitió tomar fotografías por toda la ciudad, incluyendo la zona por donde se movían los activistas de la OLP.
Originaria de Canadá, Yael llegó a Israel en 1968 y reclutada por el Mossad en 1971
La espía preparó un reporte con un enorme volumen de detalles sobre los movimientos de Nasser, Adwan y Abu Yossef, sobre sus apartamentos y otros lugares que frecuentaban.
Con esos datos, los comandos israelíes, encabezados por el comandante de la unidad de élite Sayeret Matkal, Ehud Barak -quien luego sería primer ministro-, pudieron cumplir la misión, señalada desde entonces como una de las más exitosas en la historia del país.
Dos soldados israelíes cayeron durante la misión, que fue parte de la más amplia Operación Cólera de Dios para vengar a los atletas muertos en las olimpiadas de 1972.
Primavera de la Juventud quedó retratada en la famosa película «Munich», de Steven Spielberg, donde se puede ver a los comandos israelíes, incluyendo a Barak (encarnado por el actor Yonatan Rozen) vestido de mujer como parte de los disfraces para infiltrarse, alcanzar sus blancos.
En su artículo, Lam relató que Yael «permaneció en Beirut durante cinco días después de la operación».
«Estaba sola, en un ambiente hostil, mientras las autoridades locales realizaban una persecución para encontrar a responsables de ayudar a los israelíes», escribió.
Yael Man fue una mujer de «valentía sin fin», afirmó el ex primer ministro Ehud Barak
La situación en Beirut, rememoró la espía, era «muy tensa y la gente sospechaba mucho» de todos a su alrededor.
Finalmente, Yael pudo abandonar la capital libanesa. «Cuando el avión despegó y las ruedas se desprendieron del suelo, me relajé en el asiento», le diría muchos años después a la escritora Efrat Mess, quien publicó un libro sobre su experiencia en el Mossad.
A su regreso a Israel, vía Europa, Man fue recibida con honores por la entonces primera ministra, Golda Meir, y luego volvió a sus operaciones secretas y a mantener el anonimato.
Después de enterarse de su fallecimiento, Barak describió a Yael como «una leyenda viva de coraje, compostura y profesionalismo», y contó que la espía estuvo siempre al lado de los comandos para ayudarlos a confirmar los blancos de la misión.
Man fue -completó Barak- una mujer de «valentía sin fin».