Los objetivos del plan, se informó, incluyen «continuar con el impulso de desarrollo y trabajo que se está realizando en el sitio» y «satisfacer las necesidades de visitas de escolares, nuevos inmigrantes y soldados» al lugar sagrado de los judíos
También desarrollar nuevos planes educativos sobre el Kotel, mejorar las infraestructuras y los servicios de transporte para llegar al lugar y formular nuevas formas de hacer que el Muro «sea accesible a través de las plataformas tecnológicas«.
El Muro Occidental «es uno de los lugares más sagrados e importantes del pueblo judío», que millones de personas «de todo el mundo visitan de forma continua», dijo el primer ministro de Israel, Naftali Bennett, al anunciar el proyecto de 110 millones de shekels (unos 35,4 millones de dólares).
Según Bennett, el plan de cinco años «que acaba de aprobar el gobierno continuará mejorando las infraestructuras urgentes en el sitio y ayudará a alentar a una gran cantidad de visitantes adicionales».
Sin embargo, el proyecto recibió críticas de parte de los sectores reformistas, conservadores y liberales del judaísmo, en particular porque el plan no prevé mejoras en las partes menos tradicionales del área, como por ejemplo la plaza «igualitaria», donde mujeres y varones pueden rezar juntos.
Desde hace años, «la plaza igualitaria Ezrat Israel no recibe fondos del gobierno más que para servicios de seguridad y limpieza», señalaron voceros del grupo Compromiso por el Muro de los Lamentos.
Un plan para hacer el Kotel más accesible a los sectores no ortodoxos del judaísmo había sido puesto a punto en el 2016 con la participación del gobierno del entonces primer ministro Benjamin Netanyahu, quien -sin embargo- lo congeló al año siguiente.