Básicamente, el proyecto prevé fondos para el establecimiento de nuevas agencias privadas habilitadas para conceder el ansiado sello «kosher» para restaurantes y productos
Las agencias deberán seguir las normativas dictadas por el Gran Rabinato, pero este organismo religioso máximo de Israel ya no tendrá el monopolio de la certificación kosher en el país, un sistema que viene siendo objeto de críticas desde hace décadas.
Se espera que la ley, que -cuando complete los trámites parlamentarios- entraría en vigencia el primer día del 2023, ayude a reducir los costos de la certificación, que suele impactar fuertemente el presupuesto de restaurantes, productores e importadores de alimentos.
En ese aspecto, por ejemplo, caminos más económicos para obtener el sello kosher permitirá reducir los precios de los productos importados, afirmaron los sostenedores de la ley.
Impulsada por el ministro de Asuntos Religiosos, Matan Kahana, el proyecto fue duramente resistido por los sectores más ortodoxos del país y los partidos y legisladores que los representan.
El monopolio del Gran Rabinato sobre la certificación kosher en Israel «no tiene paralelo en la historia del pueblo judío», afirmó la semana pasada un editorial del diario The Jerusalem Post.
«Uno de los aspectos únicos del judaísmo históricamente es que no es una jerarquía de arriba hacia abajo, sino una religión de debate consagrada en los textos religiosos históricos como el Talmud y la Mishná», aseveró.