Miles de fieles cristianos ortodoxos se congregaron este sábado en el Santo Sepulcro, en la ciudad vieja de Jerusalén, para celebrar el rito del Fuego Sagrado, por primera vez de manera tan masiva después de las restricciones impuestas por la pandemia de coronavirus
La ceremonia, que los ortodoxos orientales celebran desde hace siglos el sábado anterior a la Pascua (en el calendario juliano), recuerda la aparición de una llama milagrosa dentro del Santo Sepulcro, la basílica del siglo XII construida en el sitio donde, para los cristianos, Jesús fue enterrado y resucitado.
Según explica el experto Alessandro Di Bussolo en el website VaticanNews, el rito se realiza «de la misma manera desde hace al menos seis siglos» y comienza a primera hora de la mañana, cuando los diáconos ortodoxos «inspeccionan la ermita que contiene la tumba vacía de Cristo».
Luego, sellan la entrada con una mezcla de miel y cera a la espera del patriarca ortodoxo griego, quien entra solo en la ermita y pone en funcionamiento el complejo y solemne ritual con el fuego eterno que arde al interior de la iglesia en la capital israelí.
La masiva ceremonia se llevó a cabo tras varios días de disturbios en Jerusalén, en particular enfrentamientos entre la policía y militantes islámicos que atacaron con piedras desde la mezquita de Al-Aqsa.
Church of the Holy Sepulchre in Jerusalem today; thousands in attendance at the Holy Fire ceremony pic.twitter.com/MoHyT27Sqd
— Israel Foreign Ministry (@IsraelMFA) April 23, 2022
A mediados de este mes, el primer ministro de Israel, Naftali Bennett, ya había adelantado que la ciudad seguiría «abierta a todos», incluso en medio de la violencia, y que se respetaría plenamente la libertad de culto.
«Israel está haciendo todo lo posible para que todos los pueblos, como siempre, puedan celebrar las fiestas de forma segura: judíos, musulmanes y cristianos«, aseguró el primer ministro.
Por su parte, el Santo Sepulcro fue también noticia en los últimos días, cuando se redescubrió un altar «perdido» hace más de 800 años y que estaba «escondido en una esquina oscura del recinto», según reportó la agencia de noticias Reuters.
«No se puede ver ahora, pero originalmente tenía incrustaciones de piezas de mármol precioso» y de vidrio «finamente creadas», le explicó a Reuters el arqueólogo Amit Re’em, de la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI).