El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, prometió en la noche del jueves, durante un mensaje televisivo, que encontrará «una solución» para la crisis sobre la reforma judicial que está provocando una fuerte división en el seno de la sociedad nacional.
«Hasta hoy mis manos estaban atadas, pero ya no más», dijo Netanyahu en referencia a la aprobación de la ley que ahora impide que el fiscal general y la Corte Suprema puedan declarar a un primer ministro incompetente.
La fiscal general, Gali Baharav-Miara, le había prohibido a Netanyahu involucrarse directamente en el conflicto por la reforma judicial a causa de un presunto conflicto de intereses relacionado con los juicios por corrupción que pesan sobre el primer ministro.
Con sus «manos libres», Netanyahu dijo en su mensaje que entrará a la discusión «por el bien del pueblo y del país».
«Haré todo lo que esté a mi alcance para llegar a una solución y calmar los ánimos en la nación», porque «somos todos hermanos», aseguró.
Netanyahu salió a difundir un mensaje de conciliación
En el discurso, el jefe del gobierno israelí dio a entender que avanzará con la reforma judicial que impulsa su gobierno de derecha, pero que se permitirá que sigan existiendo los poderes de la justicia para proteger los derechos básicos ante cualquier exceso del ejecutivo.
יאיר לפיד סירב להצטרף לקריאת רגב להשהות את המחאה ביום העצמאותhttps://t.co/OAyIubaDcp
— מעריב אונליין (@MaarivOnline) March 23, 2023
Para asumir el poder después de su victoria en las elecciones de noviembre del año pasado, Netanyahu formó una coalición alrededor de su partido, el Likud, y sus habituales aliados de las formaciones religiosas ortodoxas.
Sin embargo, esta vez también necesitó sumar los votos de partidos de ultra-derecha y de líderes como Itamar Ben Gvir y Bezalel Smotrich, de posiciones ultranacionalistas que algunas veces se acercan demasiado al racismo y la discriminación contra las minorías religiosas, étnicas y de orientación sexual.
La presencia de Smotrich y Ben Gvir en el gobierno como ministros y la embestida de la coalición del gobierno contra el poder judicial derivaron en grandes manifestaciones de protesta y hasta la advertencia de oficiales de la reserva de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).
Algunos militares dijeron que dejarán de servir en la reserva si la reforma judicial se concreta tal como pretenden los sectores más extremos de la administración Netanyahu.
«Una reforma que dé una respuesta a ambos lados, que restablezca el equilibrio adecuado entre los poderes»
Con este marco, el primer ministro salió a difundir un mensaje de conciliación, aunque dejó en claro que la reforma seguirá adelante.
«Los opositores a la reforma no son traidores y los partidarios de la reforma no son fascistas -subrayó el primer ministro-. La mayoría de los ciudadanos de Israel aman a nuestro país y quieren preservar nuestra democracia».
Por un lado, continuó, «los partidarios de la reforma piensan que aquí no hay democracia» y que «lo que pone en peligro la democracia es un tribunal todopoderoso», en referencia a la Corte Suprema, el blanco principal de la avanzada del gobierno en el parlamento, la Knesset.
Netanyahu reconoció, sin embargo, que los opositores a la reforma «piensan que lo que pondrá en peligro la democracia es una Knesset y un gobierno que actúe sin restricciones y sin frenos, que ponga en peligro los derechos individuales».
Tomando en cuenta todas las «preocupaciones», Netanyahu dijo que «es posible aprobar una reforma que dé una respuesta a ambos lados, que restablezca el equilibrio adecuado entre los poderes del estado y, más allá de eso, que preserve los derechos individuales de todos los ciudadanos del país».
«No vinimos a atropellar y pisotear -aseguró el primer ministro-. Llegamos a equilibrar y corregir». En el gobierno, concluyó, «estamos decididos a enmendar responsablemente las reformas democráticas que restablecerán el equilibrio entre los poderes».