La capital de Israel es una ciudad tan espiritualmente intensa que muchas personas que la visitan sucumben ante unos particulares ataques místicos y brotes de psicosis que hasta tienen un nombre científico: «Síndrome de Jerusalén»
Periódicamente, los servicios de emergencia de Israel tienen que acudir a extraños llamados para tratar a personas con alucinaciones religiosas, se pierden por la ciudad o por el país después de entrar en trances místicos, o directamente anuncian a quienes quieran escucharlos que, por ejemplo, son el mesías que ha llegado a la Tierra.
No es de extrañar que estos sucesos se desaten en Jerusalén, que es -después de todo- el destino favorito de los visitantes y turistas extranjeros que llegan cada año al país.
«Cuando la gente sueña con Jerusalén, no ve la Jerusalén moderna y políticamente controvertida, sino la ciudad santa, bíblica y religiosa», señaló un estudio del 2018 de la universidad inglesa de Cambridge.
La ciudad, añadió el reporte, «evoca un sentido de lo santo, lo histórico y lo celestial, tiene una atracción única para las personas de varias religiones y creencias del mundo, especialmente judíos, cristianos y musulmanes».
Al parecer, el síndrome ya existe desde la Edad Media
Episodios similares al actual Síndrome de Jerusalén ya están registrados desde la Edad Media, cuando el teólogo suizo Felix Fabri las anotó en los relatos sobre sus peregrinajes a Tierra Santa en el siglo XV.
En la actualidad, el síndrome alcanzó notoriedad científica gracias al trabajo del doctor Yair Bar El, ex director del hospital psiquiátrico Kfar Shaul, a pocos kilómetros de la ciudad vieja de Jerusalén. Bar El estudió a 470 turistas que fueron remitidos para tratamiento entre 1979 y 1993, obteniendo fascinantes conclusiones.
De todos aquellos turistas que trató el psiquiatra israelí, el 66 por ciento eran judíos y el 33 por ciento cristianos. Tal como podría suponerse, las épocas con más «intoxicaciones» espirituales suelen ser las semanas alrededor de Navidad o de las Pascuas judías, señalaron los reportes.
Bar El descubrió también que el de Jerusalén es comparable al «Síndrome de Florencia», identificado por psiquiatras italianos que desde hace ya mucho tiempo notaron los casos de turistas que actuaban de manera extraña o irracional.
Los trabajos sobre este tema señalan que, sin embargo, el de Florencia es un fenómeno provocado por las obras de arte que marcan el carácter de la ciudad italiana, más que por la religión, el elemento predominante en Jerusalén.
El hombre que se creía Sansón
Gracias a los estudios del experto israelí y de los psiquiatras que continuaron las investigaciones, se estableció que el Síndrome de Jerusalén cubre básicamente tres tipos, comenzando por las personas que ya llegan a la ciudad bajo la influencia de delirios religiosos y aquellos con trastornos de personalidad que los hacen vulnerables al impacto de los sitios sagrados.
El tercer tipo, al que los expertos consideran el «más fascinante», es el de los turistas que arriban a Jerusalén sin problemas mentales previos de ningún tipo, es decir, personas «normales» que, sin embargo, sucumben a la intensidad de la capital israelí.
Algunos casos notables de los últimos años incluyen a un turista estadounidense aquejado de esquizofrenia que se identificaba con el personaje bíblico de Sansón y estaba convencido de que tenía una misión que cumplir: intentó sacar una piedra del Muro de los Lamentos.
También el de una mujer polaca de 62 años que había llegado junto a su esposo como parte de un grupo con un paquete para visitar Israel y Egipto.
En Jerusalén, la mujer comenzó a sentirse agitada, convidó agua a sus compañeros de viaje afirmando que se trataba de vino y, finalmente, se encerró en una iglesia.
La turista «declaró su intención de entrar en una orden religiosa y se golpeó el estómago convencida de que estaba poseída», según el reporte sobre el caso preparado por un equipo de psiquiatras polacos en el 2013.
«Jerusalén está inundada de ‘mesías'»
En el 2012, la revista estadounidense Wired publicó un artículo sobre Ronald Hodge, un estadounidense evangélico que, después de ser abandonado por su esposa y perder su trabajo, viajó a Israel para intentar recuperarse espiritualmente de la debacle personal.
Cuando llegó a la ciudad, el norteamericano se alojó en un hostal cerca de la iglesia del Santo Sepulcro, el lugar donde se cree que Jesús fue crucificado y luego resucitó.
«Durante sus primeros días en Jerusalén, Hodge se levantó temprano y se dirigió directamente a la iglesia para orar», escribió Chris Nashawaty en Wired.
Una noche, mientras intentaba sin suerte conciliar el sueño, el visitante escuchó una voz: según Hodge, se trataba del Espíritu Santo. Pocos días después, el estadounidense pasaba los días en las calles, con sus ropas andrajosas, y presentándose ante la gente como el mesías.
«Jerusalén está inundada de ‘mesías’: los que vienen a su encuentro, para esperarlo o para aplacar la confusión en sus propias almas», resumió otro psiquiatra israelí que estudia el síndrome, el doctor Jordan Scher.