En octubre de este año se había anunciado que el gigantesco edificio iba a dejar finalmente de funcionar como el principal nudo de buses de la ciudad el 5 de diciembre pasado, pero una decisión judicial canceló la orden
Así se abrió una compleja trama de negociaciones entre las autoridades municipales, el ministerio de Transporte nacional y la empresa privada que, a duras penas, mantiene el control del lugar.
Según reportes de la prensa israelí, el coloso de cemento obtuvo una renovación del permiso de los bomberos y, en el medio de las espinosas tratativas, se espera que siga abierto posiblemente dos años más.
En el medio quedaron decenas de propietarios de los locales comerciales de la estación, durante años un destino favorito de muchos residentes de la ciudad y viajeros de paso, pero que ahora prácticamente no tienen clientes.
Es que el edificio, según mostró un reporte del periódico Iediot Ahronot, se encuentra en condiciones deplorables, al igual que las calles aledañas de uno de los barrios más complicados de Tel Aviv.
El periódico económico The Marker apuntó por su parte que uno de los principales problemas para la mudanza es la gran dificultad para encontrar otro espacio donde instalar una central de buses alternativa para la ciudad.
Uno de los principales obstáculos es la dificultad de encontrar un sitio alternativo para la estación
Hasta ahora se hablaba de la zona del Complejo Panorama, a pocas cuadras del parque HaHorshot, pero también esa posibilidad quedó ahora bajo revisión.
Cuando se hizo el anuncio de octubre, la ministra de Transportes, Merav Michaeli, había señalado el mamotreto de Tel Aviv como un «peligro para el medio ambiente y la salud».
Sin saber que la fecha presentada en ese momento iba a ser modificada, Michaeli comentó de manera profética: «no sucederá mañana por la mañana, pero esta monstruosidad que es un peligro (…) será despejada de aquí».
La Tajaná Merkazit forma parte oficial del paisaje de la ciudad desde 1993. Considerada la segunda estación de buses más grande del mundo, fue diseñada en 1963 por el arquitecto Ram Karmi.
Ocupa una superficie de 44.000 metros cuadrados con otros 230.000 construidos, y durante décadas fue un muy concurrido centro comercial adonde los israelíes no solamente se acercaban a tomar sus autobuses sino también para hacer compras y tomar un café.
Ahora, al parecer quedará abierto -aunque de manera limitada- por otros dos años, tiempo suficiente para que los curiosos de la arquitectura pasen a darle una mirada.