Una granja de animales en Sderot, en el sur de Israel, está ayudando a los niños de la zona, una de las más golpeadas por los cohetes lanzados por los grupos radicales islámicos de la Franja de Gaza, a enfrentar el trauma de las explosiones y las evacuaciones.
El Centro de Resiliencia y Terapia Asistida por Animales de Sderot fue creado en el 2020 con una inversión de unos 4 millones de shekels (cerca de 1,1 millones de dólares) por el Ministerio de Vivienda de Israel, con el apoyo de los capítulos de Canadá y Estados Unidos del Keren Kayemet LeIsrael (KKL).
En el predio se colocaron espacios seguros protegidos en caso de bombardeos, junto a decenas de animales como tortugas, chinchillas, conejos, gallinas, perros y hasta una cabra.
Describiendo la ciudad, una reportera del portal Jewish News Syndicate señalaba en junio del 2022 que, «en cualquier otro país, Sderot sería solo una pequeña localidad idílica y bien mantenida».
Los animales «permiten que los niños expresen sus emociones cuidándolos»
«Pero en el sudoeste de Israel, a menos de una milla de la frontera con Gaza», señala la nota de Judy Lash Basint, Sderot «es todo eso además de un lugar donde casi todos sufren de trastorno por estrés postraumático», también conocido como PTSD, por la sigla en inglés de post-traumatic stress disorder.
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Ese trastorno, que afecta a residentes de todas las edades en Sderot, «es causado tanto por la amenaza como por la realidad de los miles de ataques con cohetes y misiles lanzados desde Gaza» desde el 2001, añadió.
Con ese escenario, las autoridades y los encargados de la salud pública deben trabajar periódicamente para controlar los efectos paralizantes del miedo.
Una de las herramientas, en particular para los niños, es esta granja de animales terapéuticos que enfrentan las consecuencias de los bombardeos desde Gaza.
Los animales, explican desde la ciudad, «permiten que los niños expresen sus emociones cuidándolos».
Además, «adquieren un sentido de responsabilidad y eso, a su vez, los empodera a medida que recurren a sus propios recursos para sobrellevar la situación y cultivar sentimientos de confianza».
Se trata, claramente, de capacidades que «probablemente les sirva en tiempos de emergencia», es decir, en medio de la próxima andanada de proyectiles desde Gaza, que suelen tener a Sderot entre sus blancos preferidos.
«El contacto con esos animales peludos es reconfortante y devuelve una sensación de seguridad, relajando el sistema nervioso», destaca la ciudad en su sitio de internet.
Cada familia de Sderot tiene derecho a una canasta de veinte sesiones sin costo en el Centro
«Se ha demostrado -abundan- que este tratamiento permite a las personas desprenderse de la sensación de soledad característica del torbellino emocional que induce el trauma».
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Cada familia de Sderot tiene derecho a una canasta de veinte sesiones sin costo en el Centro, donde se programan actividades destinadas a una amplia gama de edades, desde los primeros años hasta la vejez.
Empleados de la ciudad y profesionales como médicos y dietistas también son parte de los proyectos de este espacio considerado «único».
Entrevistada para un video de la Cruz Roja Internacional, una de las encargadas del centro, Hagar Schnell, señalaba que «algo que sabemos ahora es que, durante las emergencias, los niños piensan mucho en los animales».
También que, cuando los pequeños «tienen alguien a quien cuidar, los síntomas (del miedo) bajan porque tienen una responsabilidad».
Schnell dijo además que, «cuando la gente tiene un rol que jugar en medio de una emergencia, se estresa menos».
«Hay que recordar que tenemos apenas quince segundos para correr» hasta los refugios
La terapeuta compartió detalles de uno de los intensos momentos vividos en el Centro, cuando en el lugar se encontraban varios niños con sus familiares, y sonó la alarma que advierte sobre la inminente caída de cohetes en la zona.
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«Tenemos un refugio aquí muy cerca, pero hay que recordar que tenemos apenas quince segundos para correr hasta esos espacios protegidos», relató.
Sin embargo, cada niño se tomó el tiempo para «llevar consigo al animal» con el que estaban jugando.
En el refugio, «éramos una banda de personas con hamsters, conejos y un gato», siguió Schnell.
Mientras seguían sonando las sirenas «hicimos un recuento, de gente y de animales, y empezamos con ejercicios de respiración» hasta que concluyó la emergencia.
Hablando con el diario mexicano Excelsior para un artículo publicado en marzo del 2022, la directora del Centro dijo que, en una ciudad de cerca de 30.000 habitantes, el lugar atiende a 300 personas por semana.
«Todos estamos en alerta todo el tiempo», le dijo Schnell a la enviada mexicana, Verónica Mondragón. Y le resumió en una anécdota una de las claves del funcionamiento del Centro.
A veces, describió, los niños ponen en los animales las emociones que sienten ellos: «la tortuga tiene miedo de que caiga una bomba».