Suplementos dietéticos saludables, desarrollados por investigadores de la Universidad de Tel Aviv en base a vegetales como la calabaza y la remolacha, pueden convertirse en armas contra el coronavirus y una variedad de enfermedades invernales
«Para hacer frente a los rápidos cambios del virus, decidimos desarrollar vacunas activas hechas de suplementos dietéticos seguros y fáciles de obtener», señaló el profesor Ehud Gazit, quien encabezó el experimento junto a sus colegas Daniel Segal y Eran Bacharach.
Estas vacunas deberán servir para reducir la carga viral en el cuerpo y los contagios, explicó el experto israelí.
«Sabemos desde hace años -añadió Gazit- que los complementos que contienen zinc pueden mejorar la inmunidad frente a infecciones graves, virales y crónicas y sus consecuencias potencialmente graves».
Sin embargo, los investigadores encontraron que el consumo de zinc por sí solo resulta en un impacto a nivel celular «relativamente bajo».
Por eso, para potenciar el efecto, combinaron el zinc con flavonoides, compuestos polifenólicos que se encuentran en muchas frutas y verduras. También agregaron cobre, para prevenir un desequilibrio iónico y mejorar la efectividad del tratamiento.
Pruebas de laboratorio avanzadas, incluyendo PCR, «demostraron que las nuevas vacunas que desarrollamos redujeron la carga viral», apuntó por su parte el profesor Segal.
Durante los tests, aseguró, «encontramos una disminución del 50-95 por ciento en la replicación genómica de varios grupos de virus de ARN, incluido el COVID-19, el de la gripe y otros».
Estos resultados, siguió Segal, «son muy prometedores y posiblemente permitan el desarrollo de un tratamiento biológico de administración oral». Dicho producto «será seguro, natural y efectivo contra varios tipos de virus, incluidas nuevas mutaciones y variantes», dijo el académico.
Esta vacuna, dijeron los investigadores, podría «cubrir una amplia gama de enfermedades invernales»
Desde la universidad informaron que, hasta ahora, todos los experimentos se realizaron in vitro en el laboratorio, pero afirmaron que los investigadores «son optimistas en cuanto al potencial práctico del estudio«.
De hecho, pronto esperan lanzar una serie de ensayos clínicos en humanos, que «en última instancia conducirán a un tratamiento efectivo accesible para todos», especificó el reporte.
«A todos se nos enseña desde pequeños que la buena medicina incluye la medicina preventiva», agregó el profesor Bacharach, según el cual esta vacuna podría «cubrir una amplia gama de enfermedades invernales», incluyendo gripe y coronavirus.
Según Bacharach, «el producto puede servir como un tratamiento complementario para mejorar el efecto de las vacunas y medicamentos antivirales existentes».
Se trata de una buena noticia teniendo en cuenta que, desde el estallido de la pandemia, los laboratorios están llevando a cabo una carrera contra mutaciones, variantes y contagios, con el fin de minimizar los daños a la vida humana y a la economía.
Hasta ahora, la batalla contra el virus se sostiene principalmente en vacunas basadas en ARN, junto con varios medicamentos antivirales, recordó el informe de la Universidad de Tel Aviv.
«Pero el virus COVID cambia muy rápidamente y se requieren actualizaciones frecuentes de tratamientos y vacunas que se basan en familiarizar al sistema inmunológico con el virus», completó.