Un nuevo estudio de la Universidad de Tel Aviv estimó que casi la mitad de la población israelí sufre de tabaquismo pasivo, una consecuencia del humo que ingresa a sus hogares, principalmente desde las viviendas de vecinos fumadores.
La investigación también descubrió que sólo una de cada cuatro familias que sufren por la infiltración del humo en sus casas se queja a sus vecinos, al propietario o al comité del consorcio.
Los resultados del estudio se publicaron justamente mientras la Corte Suprema de Justicia está revisando una apelación contra diversos ministerios por no actuar para prevenir el tabaquismo pasivo perjudicial causado por los vecinos que fuman en balcones, patios o cerca de las ventanas.
Según los investigadores, encabezados por la profesora Leah Rosen, de la Escuela de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad de Tel Aviv, este estudio es el primero en la literatura científica que proporciona evidencia sobre el alcance del problema en el país.
Rosen señaló que el estudio incluyó cerca de trescientos participantes de todo el país.
«Muchos informaron que estaban muy perturbados por el humo y que temían por su salud pero preferían no quejarse con el fin de evitar una confrontación y mantener buenas relaciones vecinales», señaló la profesora israelí.
Pero eso no es todo. «Algunos -reveló- incluso reportaron que habían tenido que mudarse debido al humo que entraba incesantemente» desde las viviendas de sus vecinos.
Hallazgos impactantes
Este estudio es un nuevo capítulo en una serie de investigaciones realizadas recientemente sobre el fenómeno del tabaquismo pasivo en el país por parte de investigadores de la Universidad de Tel Aviv.
En el primero fueron examinados hijos de padres fumadores, a fin de detectar rastros de nicotina, y los hallazgos indicaron que el 70 por ciento de esos niños y niñas están expuestos al tabaquismo pasivo.
Los investigadores también buscaron rastros de nicotina en el cabello de los pequeños cuyos padres limitaron su hábito de fumar al balcón o al aire libre. Y, una vez más, los hallazgos fueron impactantes: encontraron ese tipo de señales en el 60 por ciento de esos niños.
Ahora, esta nueva investigación completó el cuadro, revelando un fenómeno generalizado. Peor todavía, mostró que la mayoría de los afectados prefiere «vivir con el peligro» en lugar de quejarse a los vecinos.
Actualmente, alertó la profesora Rosen, la legislación israelí prohíbe fumar a una distancia de diez metros de sitios públicos como hospitales y escuelas, «pero ignora por completo el tabaquismo positivo como consecuencia del hábito de fumar cerca de las ventanas o en los balcones».
«Una situación absurda»
Para la experta, «se trata de una situación absurda que deja al público indefenso ante una amenaza en permanente crecimiento».
En todo caso, continuó, «debe enfatizarse que no existe un nivel seguro de exposición al humo del tabaco», porque «incluso una exposición breve a una pequeña cantidad puede causar grandes daños, como asma e infartos».
Teniendo en cuenta que el humo del cigarrillo puede viajar hasta nueve metros al aire libre, dijo Rosen, «es muy probable que se infiltre en las casas de los vecinos en edificios de apartamentos muy poblados».
«Un solo fumador puede causar la infiltración en hasta diez apartamentos vecinos», concluyó la académica israelí.