Las autoridades sanitarias de Israel comenzaron este domingo con las pruebas en pacientes humanos de la vacuna contra el coronavirus producida en el país
Los tests comenzaron en el centro médico Sheba, en los alrededores de Tel Aviv, a la vanguardia de la lucha contra el COVID-19 en Israel y considerado uno de los diez mejores hospitales del mundo.
Brilife, un juego fonético entre la palabra «briut», salud en hebreo, y la sigla en inglés del Instituto para la Investigación Biológica (IIB), el organismo estatal adonde fue desarrollada, ya fue probada de manera exitosa en animales com hamsters y cerdos.
«Esta es una vacuna moderna a la vanguardia de la tecnología global, que proporciona el nivel de protección requerido en una sola dosis», afirmaron voceros del gobierno israelí.
El primer voluntario en ser inoculado fue Segev Harel, un joven de 26 años, en el Sheba. Luego le siguió Aner Ottolenghi, de 31 años, de origen italiano y estudiante de doctorado en la Universidad Ben Gurion del Negev, a quien se le aplicó la vacuna en el Hospital Hadassa, en Jerusalén.
«Es un gran honor para mí ser parte del experimento, e invito al público a participar y así ayudarnos entre todos», dijo Aner antes de iniciar la prueba.
«Pienso en todas esas personas que han perdido el trabajo o su vida -afirmó por su lado Segev-. Esta es mi pequeña oportunidad de ayudar», añadió.
הפוש האחרון והכי כיפי להיום. ראיינו אותי לעיתון איטלקי, והם קוראים לי שרקן ???? שזה מסתבר מונח רווח ולא מעליב לנסיין.https://t.co/OFuCBRv6vw
— Aner Ottolenghi (@AnerOtto) November 1, 2020
Durante esta primera etapa de pruebas en humanos, se inyectó la vacuna a estos dos voluntarios, Aner y Segev. Luego, dependiendo de sus respuestas, la vacuna se administrará gradualmente a 80 voluntarios sanos (de 18 a 55 años), 40 en cada uno de los centros médicos Sheba y Hadassah.
Según explicaron los expertos a cargo de las pruebas, cada voluntario recibirá una inyección de placebo o la vacuna. Luego de unas horas de supervisión, será dado de alta del hospital y será monitoreado durante un período de tres semanas.
Los científicos comprobarán los posibles efectos secundarios y controlarán si los voluntarios desarrollan anticuerpos contra el virus, precisaron desde el Ministerio de Salud.
Si todo va según lo previsto, continuaron, la segunda fase comenzará en diciembre e incluirá amplias pruebas de seguridad con la participación de 960 voluntarios sanos, mayores de 18 años, que se realizarán simultáneamente en varios centros médicos de todo Israel.
En esa fase, los científicos tienen como objetivo completar las precauciones de seguridad de la vacuna, establecer la dosis efectiva y determinar aún más la efectividad de la vacuna.
La última fase comenzará en abril del 2021, cuando se llevará a cabo una prueba a gran escala con hasta 30.000 voluntarios. Si se completa con éxito, la vacuna podrá entonces aprobarse para uso masivo.
«Existe motivo para un cierto optimismo prudente hoy», dijo el ministro de Defensa, Benny Gantz, quien visitó el hospital Sheba junto al primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu.
«Optimismo, porque creo que nuestros principales científicos en todos los ámbitos están haciendo un trabajo excelente, todos ellos están dando lo mejor de sí mismos» en la lucha contra el COVID-19, añadió Gantz.
Netanyahu, por su lado, dijo ver «la luz al final del túnel» en este proceso de búsqueda de una vacuna contra el coronavirus.
«De esta forma o de otra, con una vacuna desarrollada aquí o en el extranjero, llevaremos suficientes dosis a los ciudadanos israelíes y nos liberaremos de esta pandemia», dijo el primer ministro.