Científicos de la Universidad de Tel Aviv trabajarán con una biofarmacéutica suiza para desarrollar una posible vacuna para el COVID-19 con un enfoque diferente, basado en atacar el «talón de Aquiles» del coronavirus: la proteína «spike» que utiliza para ligarse a las células receptoras
El acuerdo entre Ramot, la compañía de transferencia de tecnología de la universidad, y Neovii, una compañía biofarmacéutica con sede en Suiza y miembro del Grupo Neopharm con sede en Israel, se llevará adelante en base a los trabajos del profesor Jonathan Gershoni.
La colaboración se centra en el desarrollo de una vacuna COVID-19 que reconstruye el RBM (Receptor Binding Motif), una estructura crítica de la proteína «spike» del coronavirus.
Ese elemento conocido como «spike» es la principal proteína de superficie que utiliza el virus para unirse al receptor celular que actúa como la puerta de entrada a la célula humana.
Después de que la «spike» se une al receptor celular humano, la membrana viral se fusiona con la membrana celular humana, permitiendo que el genoma del virus ingrese a las células humanas y comience la infección.
«Hemos estado trabajando en distintos tipos de coronavirus durante los últimos quince años, desarrollando un método para reconstruir y reconstituir la estructura RBM de la proteína ‘spike’ en el SARS-CoV y, posteriormente, en el MERS-CoV», explicó el profesor Gershoni, de la Escuela de Biología Celular Molecular y Biotecnología de la Universidad de Tel Aviv.
«Apenas se publicó el genoma del nuevo virus, a principios de enero del 2020, comenzamos el proceso de reconstitución del RBM del SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19, y esperamos tener un RBM reconstituido del nuevo virus pronto», añadió Gershoni.
El científico israelí afirmó que esa es «la base» del nuevo proyecto de vacuna, «que podría estar lista para su uso dentro de un año a un año y medio«, indicó.
Gershoni explicó que, «cuanto más pequeño es el objetivo y el foco del ataque, más segura y mayor es la efectividad de la vacuna».
El virus, continuó, «se toma un gran trabajo para ocultar su RBM del sistema inmune humano». Por ello, completó el investigador, «la mejor manera de ‘ganar la guerra’ es desarrollar una vacuna que se dirija específicamente a la RBM del virus».